Los derechos Norge Luís Vera y Yu Darvish fueron las respectivas cartas monticulares de los respectivos mentores y puede decirse que el criollo superó en toda la línea a su rival.
Vera trabajó a lo largo de seis episodios y limitó a siete imparables el gasto ofensivo de los japoneses, quienes llegaron avalados por la condición de monarcas del I Clásico Mundial (2008) y, por ello, no escatimaron en reunir a los mejores jugadores del país en las distintas posiciones.
Mientras tanto, Darvish, considerado por los especialistas nipones como el de mayores rendimientos en la Liga Profesional, enseñó buena velocidad, calculada entre 90 y 95 millas (145 a 153 kilómetros por hora), pero no pudo impedir que en cuatro entradas completas los bateadores antillanos le anotaran cuatro anotaciones a batazos limpios.
El triunfo de los cubanos fue convincente: jugaron bien y le marcaron temprano al mejor pitcher de los asiáticos en esta justa, Yu Darwish, quien casi siempre sobrepasó las 90 millas en los cuatro innings que lanzó.
Triple de Alexei Bell y sencillo de Alfredo Despaigne abrieron el marcador en la segunda entrada para los monarcas olímpicos, muy bien defendidos por Norge Luis Vera, quien en seis innings permitió dos carreras y siempre controló las demás amenazas.
Los nipones respondieron con una en el tercero, favorecidos por un doblete que el árbitro de primera vio como buena bola y protestado por el mentor Antonio Pacheco.
Luego se repitió la historia. Los cubanos marcaron otra anotación por tubey de Julieski Gourriel y sencillo de Frederich Cepeda, los japoneses ripostaron para empatar a dos y así hasta que llegó la decisión.
La victoria se completó en el quinto, cuando los ganadores rompieron el empate y se fueron arriba 4-2 por el segundo imparable de Despaigne. Lo demás fue a la cuenta de Pedro Luis Lazo, quien cerró sin complicaciones lanzando tres capítulos.
Para los vencedores, el encuentro tuvo como mérito adicional desquitarse de la derrota sufrida en la final del Primer Clásico Mundial frente a los nipones.
Con este resultado, los cubanos despejaron las dudas en cuanto a la ofensiva, aspecto que preocupó durante su preparación para la competencia. En total conectaron nueve imparables, incluidos tres batazos contra la cerca de Bell, Gourriel y Eduardo Paret.
El programa de la jornada tuvo otro choque cerrado a la cuenta de Estados Unidos y Surcorea, que al imponerse 8-7 se ratificó también como favorito para discutir las medallas.
En los otros partidos, Taipei de China dispuso 5-0 de Holanda y Canadá noqueó 10-0 a China.