Héroes nacionales para todos los tiempos, los ganadores de medallas de los Juegos Olímpicos Modernos atraen el cariño y el respeto de un pueblo conocedor y devoto del quehacer deportivo.
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Ángel Volodia Matos: indiscutible campeón
Antes del traslado hacia la lejana Sydney, sede de la XXVII edición de los Juegos Olímpicos Modernos, tal vez solo el espigado holguinero y su entrenador Pedro Lay abrigaban serias esperanzas de regresar a casa con el título en el mismísimo debut del taekwondo en las citas cuatrienales.
Durante las semanas previas al certamen, la mayor parte de los especialistas fijaron la atención en aquellos atletas de origen asiático, básicamente en los coreanos, creadores de la disciplina, chinos e incluso japoneses, quienes desde hacía mucho tiempo contaban historia.
También fueron mencionados los nombres del estadounidense Steven López (68 kilogramos) o del mexicano Víctor Manuel Estrada (80), exigente rival del cubano en la cita continental de Winnipeg, Canadá (1999) y un casi seguro adversario en la arena Atate Sports Center de Sydney.
Sin embargo, para el binomio antillano, además de Víctor figuraba el marroquí nacionalizado alemán Faisaal Ebnoutalib, con resultados sobresalientes en las más importantes competencias del ciclo 1997-2000, aunque prefirieron trabajar en silencio de cara al serio compromiso.
Volodia, provincia de Holguín, 24 de diciembre de 1974, comenzó a destacarse en un modesto gimnasio de la localidad, bajo los consejos del entrenador Fernando Rodríguez, avezado técnico, que en contados meses fue capaz de vaticinarle al muchacho: "Tú serás el primer campeón olímpico del taekwondo cubano".
El rigor en los entrenamientos y la férrea disciplina exigida en la práctica de las artes marciales resultaron dos importantes elementos en la carrera de Ángel Volodia en el alto rendimiento.
Cuando Volodia viajó a Sydney en modo alguno resultaba un principiante, porque pudo probar fuerza con los mejores hombres de la división de los 80 kilogramos y conquistó la corona en el Campeonato Mundial, celebrado en Lyon, Francia (1999).
Conforme al calendario competitivo, el taekwondo presentaría solo ocho divisiones, cuatro para las damas (49 kilogramos, 57, 67 y más de 67), mientras los hombres cubrirían otras tantas (58, 68, 80 y más de 80).
El debut del holguinero se produjo frente al chileno Felipe Soto para derrotarlo 9-2 y causó una grata impresión, pues el adversario poseía una interesante hoja de servicios, minutos más tarde venció 2-0 al mexicano Víctor Manuel Estrada.
De lleno en semifinales volvió a ofrecer otra acabada disertación con precisas combinaciones y derrotó 4-0 al sueco Roman Livaja, considerado junto a Estrada como los posibles finalistas.
A manera de interesante detalle cabe mencionar que en la jornada precedente, su coterránea Urbia de los Milagros Meléndez subió al podio y recibió la medalla de plata, ,luego de caer en cerrado pleito contra la australiana Lauren Burns, o sea, que aún estaba latente el vaticinio realizado por su primer entrenador Fernando Rodríguez.
Resultados en Juegos Olímpicos |
SYDNEY (2000) |
DERROTÓ 9-2 A FELIPE SOTO (CHI) |
DERROTÓ 2-0 A VÍCTOR MANUELO ESTRADA (MEX) |
DERROTÓ 4-0 A ROMAN LIVAJA (SUE) |
DERROTÓ 4-0 A FAISAAL EBNOUTALIB (ALE) |
ATENAS (2004) |
PERDIÓ 8-7 ANTE VÍCTOR MANUEL ESTRADA (MEX) |
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La pelea contra Faisaal Ebnoutalib nuevamente le brindó la oportunidad de demostrar que no estaba en la final por pura casualidad, sino como el más diestro entre todos los competidores.
Bien sereno, nunca confiado, aunque deseoso de regresar a casa con el metal dorado, trabajó en el contraataque, sin permitir libertades a las temibles patadas tui-chai y consiguió marcarle cuatro puntos para convertirse en indiscutible monarca.
Gracias a Urbia y a Volodia, los representantes cubanos entraron por la puerta ancha al máximo nivel del taekwondo mundial, recién comenzado el tercer milenio…
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