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                             Héroes nacionales para todos los tiempos, los ganadores de  medallas de los Juegos Olímpicos Modernos atraen el cariño y el  respeto de un pueblo conocedor y devoto del  quehacer deportivo.  
                            
                               
                              
                              Alberto Juantorena Danger:  El Caballero de las Pistas 
                               Aunque en una biografía escrita  por el colega Enrique Montesinos y publicada en 1980, la mamá de Alberto,  Yolanda Danger, relató que su hijo siempre andaba corriendo, incluso para hacer  los mandados, ahora me atrevo a decir que el muchacho, nacido en Santiago de  Cuba, el 21 de noviembre de 1950, jamás imaginó que el paso del tiempo lo  llevaría a convertirse en el primer ser humano capaz de imponerse en las  carreras de 400 y 800   metros planos de una edición olímpica. 
                              Por supuesto, la escalada en  par de ocasiones a lo más alto del podio en los Juegos de Montreal no resultó  en modo alguno fácil, pues la primera aspiración de Alberto consistía en  integrar la selección nacional de baloncesto.  
                              Debido a que tenía una estatura  cercana a 1,90 metros,  buena saltabilidad y rapidez en los desplazamientos fue matriculado en la Escuela Provincial  de Perfeccionamiento Atlético (ESPA), ubicada entonces en el santiaguero  reparto Vista Alegre. 
                              Los sueños parecieron transformarse  en realidad con el posterior ingreso en la ESPA Nacional  durante el curso 1970-1971. Ese mismo año participó en torneo de mayores como  refuerzo del equipo Oriente, bajo la conducción del experimentado Rafael  "Gato" Carbonell.  
                              En realidad, vio poca acción,  pero el hecho de aparecer en una nómina donde estaban los conocidos Inocente  Cuesta, Alejandro Urgellés, Tomás Herrera y Juan Domecq lo motivaron para  expresarle a su padre Efraín: "Tú verás que voy a ser grande, un campeón,  y viajaré ... tu verás". 
                              Mientras los avances en el  deporte de las canastas no alcanzaban las exigencias del técnico Mario Soler,  cada día en las sesiones de entrenamiento, una mirada seguía los movimientos  del espigado joven santiaguero.  
                              El silencioso espía era José "Cheo" Salazar,  preparador de corredores juveniles de velocidad y vallistas, quien estaba  convencido de tener al alcance de la mano a un innegable talento para las  pistas. 
                              Convencer al entrenador  "Mayito" Soler costó Dios y ayuda contaba "Cheo" Salazar.  Tampoco Alberto ocultaba las preferencias por el baloncesto, sin embargo,  "tanto va el cántaro a la fuente... ".  
                              La tarea de dar el visto bueno  definitivo correspondió al especialista polaco Zigmund Zabierzowski, por  aquellos días responsabilizado con los corredores de la preselección nacional.  
                              Ello ocurrió exactamente el 8  de marzo de 1971 en la pista del estadio Pedro Marrero, donde luego de  darle la primera vuelta al óvalo, Zigmund detuvo el cronómetro en los 500 metros y el tiempo  de 1:07,0 fue suficiente para él. 
                              La constante dedicación de  Juantorena, conjugada con las sabias enseñanzas y los acertados consejos de  Zabierzowski no tardaron en revelar registros sobresalientes en los 400 metros planos.  
                              
                              Después de intervenir en la  tradicional gira atlética en la campaña de 1972 se ganó la confianza del  entrenador y fue incluido en el reducido grupo de 16 competidores de campo y  pista que asistieron a los Juegos de Munich. Allí la actuación concluyó con el  quinto lugar en semifinales (46,07). Sin embargo, Zigmunt miraba al futuro... 
                              El primer triunfo de  envergadura en la arena internacional llegó el 18 de agosto de 1973, cuando  cruzó primero la meta en los 400   metros planos (45,4) de los Juegos Mundiales  Universitarios celebrados en Moscú.  
                              Como especial reconocimiento  recibió dos preciadas distinciones: Mejor Atleta del Año en Cuba y en  Latinoamérica, esta última elección llevada a cabo por la agencia de noticias  Prensa Latina. 
                              En la cumbre de Montreal 
                              Los relojes marcaban las 5:14  minutos de la tarde del 25 de julio en el estadio olímpico al momento de  producirse el disparo del starter para dar la arrancada en la final de los 800 metros planos.  
                              Alberto Juantorena corría por  el carril número cinco y lo flanqueaban, por el cuatro el estadounidense Rick  Wohlhuter y en el seis el indio Sri Ram Singh.  
                              Además aparecían en otros  carriles como virtuales favoritos el belga Ivo van Damme, el alemán Willie  Wulbeck y el británico Steve Ovett. 
                                Las atentas miradas de unos 72  mil espectadores siguieron los pormenores y al cumplirse la primera vuelta pasó  delante Singh (50,9).  
                              Juantorena asumió el comando  antes de los 600 metros  (1:17,0) y en el resto del recorrido imprimió mayor velocidad a las piernas  para opacar el desesperado ataque de Wohlhuter hasta concluir el sprint con  marca mundial y olímpica de 1:43,50. 
                              Con menos de 24 horas de  descanso, el flamante titular volvió a la pista con el objetivo de correr en  las eliminatorias de los 400   metros planos y su ubicación como el tercero de los  clasificados con discreto tiempo de 47,89 en el sexto y último heat de la  jornada no fue muy alentador que digamos.  
                              Ese día intervino en los  cuartos de finales y la mejoría resultó ostensible al entrar segundo (45,92),  inmediatamente detrás del australiano Richard Mitchell (45,76).  
                              
                                
                                  
                                    
                                      | Resultados en Juegos Olímpicos | 
                                     
                                    
                                      | Munich (1972)  | 
                                     
                                    
                                      400     metros planos: 46,07 eliminado en la semifinal.  | 
                                     
                                    
                                      Montreal (1976)  | 
                                     
                                    
                                      400     metros planos:        44,26       Oro   | 
                                     
                                    
                                      800     metros planos:     1:43,50      Oro 
                                        Récord mundial y olímpico  | 
                                     
                                    
                                      Moscú (1980)   | 
                                     
                                    
                                      400     metros planos: 45,09 cuarto lugar  | 
                                     
                                      | 
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                              El registro de 45,10 en las  semifinales del 28 de julio despejó varias incógnitas, pues en la final  cualquier cosa podía suceder. 
                               Y así fue...  
                              En los distintos carriles  corrieron también otros siete hombres de reconocido calibre, entre ellos los  estadounidenses Fred Newhouse (44,89) y David Jenkins (45,20). Nuevamente  cientos de miles de corazones latieron con mayor fuerza en la querida Isla y no  era para menos.  
                              Uno de sus hijos buscaba  realizar una hazaña sin precedentes. Antes de que pudieran percatarse de lo  sucedido, "El peligro", Alberto Juantorena Danger, pasaba triunfador  con marca personal de 44,26. La alegría del pueblo cubano inundó todos los  rincones del país. 
                              La última actuación olímpica  del criollo tuvo lugar en los Juegos de Moscú. Afectado por numerosas lesiones  acudió a la cita y después de notables esfuerzos en las eliminatorias y  semifinal aceptó resignado la cuarta posición en los 400 metros planos  (45,09) frente al soviético Vixtor Markin (44,60), el ya señalado Mitchell  (44,84) y el alemán Frank Schaffer (44,87), ganadores de las medallas en este  orden.
                            
                               
                                 
                              
                              María Caridad Colón Ruenes: Ella fue la primera  
                               Esta joven nacida el 25 de  marzo de 1958, en la oriental localidad de Baracoa, primera villa fundada por  los colonizadores españoles en fecha tan distante como febrero de 1512,  protagonizó en los Juegos Olímpicos de Moscú uno de los grandes momentos en la  historia del atletismo femenino latinoamericano, luego de lanzar la jabalina  hasta la distancia de 68,40   metros para ganar la medalla dorada. 
                                 
                                María Caridad, bella mulata con  pelo color azabache, a la sazón estudiante de licenciatura en Cultura Física,  se convirtió en la primera mujer conquistadora de un título en esta región del  continente americano.  
                                 
                                "Yo estaba convencida que  desde el primer disparo debía jugarme el todo por el todo, pues un buen  lanzamiento inicial podría actuar como factor sicológico y afectar el posible  rendimiento del resto de las participantes", declaró a los medios periodísticos  en conferencia de prensa. 
                                 
                                Todos los cubanos, sin  excepción, recordamos aquel memorable 25 de julio de 1980, cuando la muchacha  con segura carrera atravesó el carril de impulso y el implemento salió  disparado, dibujó una especie de semicírculo en el aire y se clavó en el césped  del gigantesco estadio Luzhniki.  
                                 
                                La marca de 68,40 metros  conseguida en la primera de las seis oportunidades no sólo dejó boquiabiertos a  las decenas de miles de espectadores, sino también puso en aprietos a las otras  11 competidoras. 
                                 
                                En sus intentos  correspondientes, la alemana Ruth Fuch, una de las virtuales favoritas no pudo  pasar de 63,94 metros,  ni tampoco llegó más allá de 65,08 la local Tatiana Biryulina, recordista  mundial desde hacía par de semanas con 70,08.  
                                Por otra parte, la soviética  Saida Gumba (67,76), junto a las germanas Ute Hommola (66,56) y Ute Richter  (66,54) fueron las más cercanas seguidoras de la cubana para ubicarse por ese  orden en el resultado final. 
                                 
                                Concluida la batalla  competitiva, la joven baracoesa pudo descargar toda la tensión contenida y  mientras por su mejilla corrían sentidas lágrimas expresó: "Diez millones  de cubanos lanzaron la jabalina conmigo hasta los 68,40 metros".  
                                 
                                Tales palabras impactaron a los  miembros de la delegación criolla presentes en el estadio. María Caridad  exhibió el temple y el valor característico de los grandes campeones e hizo  resonar bien alto las patrióticas notas del Himno Nacional. 
                                 
                                ¿Quién era María Caridad Colón?  ¿Cómo llegó a la cita moscovita? En realidad, desde niña pocas veces sintió  atracción por alguna disciplina específica, ya que lo suyo era estudiar con el  objetivo de alcanzar un título universitario.  
                                 
                                Sin embargo, como parte de sus  estudios primarios recibió clases de Educación Física y llegó a destacarse en  una competencia escolar denominada cuatrilón (carrera de 60 metros, salto de  altura, 80 metros  con vallas y lanzamiento de la jabalina). 
                                 
                                En tres ocasiones, debido a sus  resultados, la seleccionaron para matricular en la Escuela Provincial  de Iniciación Deportiva (EIDE), pero sólo pudieron convencerla al iniciarse el  curso 1972-1973.  
                                 
                                Las cosas del deporte vinieron  a tomar cierta importancia en su vida como alumna del Instituto  Preuniversitario Cuqui Bosch, en Santiago de Cuba (1974), donde  cumplidas las sesiones docentes en las horas de la mañana, por la tarde  entrenaba en la cercana Ciudad Deportiva bajo las orientaciones de Miguel Angel  Justiz. 
                                 
                                El veterano entrenador  santiaguero apreció desde el primer momento determinadas cualidades y en cierta  ocasión realizó la observación siguiente: "Esa flaquita saca el brazo  rápido".  
                                 
                                En 1975 la promovieron a la Escuela Superior  de Perfeccionamiento Atlético (ESPA) nacional y en menos de un año de trabajo  como atleta juvenil viajó a la   Ciudad de México, donde logró medalla de oro en el certamen  internacional Santiago Nakazawa con 49,74 metros. Unos  meses más tarde la llamaron a la preselección nacional. 
                                 
                                En la edición del Memorial  Barrientos (1978), exactamente el 20 de mayo, consiguió su primer récord  nacional al registrar 60,62   metros y ello le aseguró la participación en los XIII  Juegos Centroamericanos y del Caribe en Medellín, Colombia.  
                                Allí triunfó en la prueba con  marca de 63,40 nuevo récord del área y nacional (20 de julio) y dos semanas  después (2 de agosto) consiguió otro disparo de 63,50 metros, lo cual  le permitió ubicarse en el sexto lugar del ranking mundial detrás de las  consagradas Fuchs, Hommola, Richter, la británica Thersa Sanderson y la  estadounidense Kathryn Schmidt.  
                              
                                
                                  
                                    
                                      | Resultados en Juegos Olímpicos  | 
                                     
                                    
                                      |  1980: Moscú, Unión Soviética | 
                                     
                                    
                                      Lanzamiento de la Jabalina: 68,40 metros   | 
                                     
                                      | 
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                              Asistió a los Juegos Deportivos  Panamericanos, San Juan, Puerto Rico (1979), y el 14 de julio se convirtió en  monarca continental con envío de 62,30 metros, pero la victoria no la dejó del  todo satisfecha, debido a la ausencia de la Schmidt, quien desde el 11 de septiembre de 1977,  en Hamburgo, Alemania, poseía la marca mundial de 69,32 metros. 
                                 
                                Antes del compromiso en Moscú,  María Caridad Colón había superado el primado nacional en 10 ocasiones y  aumentado el rango de 60,62   a 68,04   metros. Por consiguiente, no era una improvisada en  estos trajines…
                            
                              
                             
                             
                            
                              Javier Sotomayor Sanabria: Señor de las alturas
                            En  contados minutos la noticia recorrió el mundo, estaba fechada el 8 de  septiembre de 1988 y se originó en la provincia española de Salamanca.  
                              El  escueto despacho de la agencia EFE señalaba: ¡El cubano Javier Sotomayor se  convirtió en el nuevo recordista mundial del salto de altura al sobrepasar el  listón colocado a 2,43   metros! 
                              Atrás  quedaba la anterior marca en poder del sueco Patrick Sjoberg (2,42), lograda en  su natal Estocolmo el 30 de junio de 1987. Por cierto, en la exitosa jornada de  Patrick también compitió Sotomayor y ocupó la cuarta posición con discreto  salto de 2,24.  
                              "Soto"  aún no había cumplido los 21 años de edad -Limonar, 13 de octubre de 1967- y el  mejor registro personal era de 2,37 metros, logrado unos días antes en  Atenas(20 de junio de 1987).  
                              Cuando  pasamos la mirada a las mejores marcas mundiales de todos los tiempos en las  competencias de campo y pista, de inmediato saltan a la vista los resultados  del joven matancero.  
                              Entre  los recordistas más antiguos, su nombre aparece junto al alemán Jurgen Schultz,  monarca de los discóbolos (74,08   metros) desde el 6 de junio de 1986 y el ruso Yuri  Sedykh, titular de los martillistas (86,74) a partir del 30 de agosto de 1986.  
                              Entonces,  el veterano entrenador cubano José Godoy Sánchez, también presente en la  histórica competencia, realizó un estremecedor vaticinio: “Soto” tiene para  algo más”. 
                              Cuantos  lo rodeaban escucharon la sentencia, pero ninguno se atrevió a mencionar una  palabra, porque todos sabían que “El Viejo”, como acostumbraba a llamarlo su  destacado discípulo, era hombre de pocas palabras y tampoco le gustaba  alardear. 
                              Desde  1961, Godoy formó parte del colectivo técnico de la preselección nacional de  atletismo y en su hoja de servicios aparecen como discípulos los recordistas  nacionales Hilda Fabré, Miguel Durañona, Richard Spencer y Juan Francisco  Centelles. 
                              Javier  comenzó con el veterano preparador en 1982; entonces tenía una estatura de 1,86 metros y la marca  personal era 1,95. Según contaba Godoy, cuando comenzó a trabajar con el  muchacho, siempre partió del principio de formar primero al hombre y después al  atleta.  
                              A  continuación expresó: “En el gimnasio adaptamos los ejercicios generales y especiales  a las condiciones de un adolescente con 15 años de edad. Debo añadir que el  talento del muchacho era tanto, que en menos de un año ya saltaba 2,17 metros.” 
                              El  resultado alcanzado en Salamanca no fue obra de la casualidad, pues antes del  inolvidable día presentaba 24 pruebas y en 22 pasó sin problemas sobre 2,30 o  más. Aquella sería la última competencia de 1988 y el rango acordado para el  año estaba fijado entre 2,39–2,41 metros.  
                              En los  primeros intentos venció sin dificultad las alturas de 2,20, 2,25 y 2,30. Falló  dos veces 2,36 y tras superarla quedó solitario. La táctica trazada impuso  pedir 2,40 y al lograrlo, lo inmediato consistió en romper la marca del mundo. 
                              Poco  menos de seis meses después, exactamente el 3 de marzo de 1989, acaparó los  titulares de los diarios especializados, luego de ganar la medalla dorada en el  II Campeonato Mundial Bajo Techo, celebrado en Budapest, Hungría, con otra  marca mundial (2,43). 
                                  
                                San  Juan, Puerto Rico, sirvió de escenario al segundo primado universal del año en  ocasión del XII Torneo Centroamericano y del Caribe. El 29 de julio del año  mencionado, en tarde de gala, regaló a los aficionados boricuas un salto de  2,44 para hacer vibrar los graderíos del estadio Sixto Escobar. 
                              La  muerte de José Godoy en el mes de enero de  1990 constituyó un fuerte golpe emocional para el alumno. Al valorar la situación,  planteó: “Perdí al maestro, al amigo, a mi padre. Me juré a mi mismo,  tragándome las lágrimas, que en los Juegos de Barcelona conquistaré el título  olímpico que él tanto añoraba.” 
                              Confiesa  Sotomayor que le costó trabajo adaptarse a los métodos y exigencias del nuevo  técnico Guillermo de la Torre:  “Godoy me había acostumbrado a su estilo paternal, pero al fin y al cabo,  Guillermo y yo limamos asperezas, encajamos. El Viejome llevó a la  gloria, Guillermo consiguió mantenerme en ella.”  
                              Durante  la etapa previa al compromiso olimpico de Barcelona realizó 12 competencias en  la temporada veraniega con igual número de triunfos y una media de 2,30 metros, por lo que  esos resultados le concedieron la etiqueta de favorito.  
                              Efectivamente,  la tarde del 2 de agosto de 1992, el público presente en el catalán estadio Montjuic lo aplaudió hasta el delirio al conocerlo vencedor frente a otros cuatro  saltadores: Patrick Sjöberg, Hollis Conway (EUA), Timothy Forsyth (AUS) y  Arthur Partyka (POL), los cinco empatados con 2,34. 
                              Un año  después, de vuelta a los escenarios españoles, con la experiencia acumulada y  recién estrenado como monarca olímpico, el público presente en la instalación  de Salamanca, ahora nombrada Javier Sotomayor, gracias al mérito de la primera  hazaña, recibió al ídolo con inolvidables honores. 
                              Allí,  justo a las 14:50 horas del 27 de julio, la varilla colocada a 2,45 metros de altura,  esperaba por el único hombre capaz de franquearla.  
                              El  análisis de la cronología de los registros mundiales en el salto de altura, a  partir de la marca de 2,22   metros implantada por el estadounidense John Thomas, 1  de julio de 1960, revela que cada uno de los plusmarquistas hasta el 2,45 de  Sotomayor, otra vez en Salamanca, 27 de julio de 1993, solo pudo adicionar un  centímetro en la lucha contra la ley de la gravedad. 
                              Sin  embargo, el impresionante registro en los inicios del ciclo olímpico no pudo  impedir que en los Juegos de Atlanta (1996) su actuación calificara como la  peor en tan exitosa carrera. En las eliminatorias clasificó con 2,28 metros, pero dos  días más tarde (28 de julio), de lleno en la prueba final, derribó tres veces  la varilla situada a 2,25 y finalizó la competencia en el lugar 11. 
                              El  sonado revés lo estremeció de pies a cabeza. Incluso pensó en la posibilidad  del retiro. Tal vez el recuerdo del profesor Godoy contribuyó a la positiva reflexión.  Otro Javier Sotomayor salió al área de los saltos en la sexta edición  mundialista en Atenas (1997). Para muchos especialistas, el primer lugar (2,37)  frente a Forsyth (2,35), Partyka (2,35) y el estadounidense Charles Austin  (2,25) le devolvió la confianza y su mirada quedó fijada en Sydney. 
                              El  compromiso continental de Winnipeg, Canadá (1999), apenas un año antes de la  cita olímpica, reservó a Soto otro duro golpe al retirarle la Organización Deportiva  Panamericana (ODEPA) el título ganado en buena lid y, además, decidieron suspenderlo  dos años, tras anunciar que los análisis de orina revelaron el consumo de  cocaína. Javier rechazó de plano la imputación y todo el pueblo cubano lo  respaldó. 
                              Entre  reclamaciones y apelaciones transcurrieron varios meses. Sotomayor se mantuvo  alejado de los escenarios competitivos, aunque nunca dejó de entrenar, pues  estaba convencido que tarde o temprano la razón se impondría. Y así fue. La Comisión Antidoping  del Comité Olímpico Internacional (COI) acordó reducir a un año la sanción y  ahora el criollo podría presentarse ante los aficionados australianos. 
                              El  esperado duelo contra el ruso Viacheslav Voronin, único saltador capaz de  sobrepasar el listón colocado en 2,40 metros en los últimos cinco años, solo  quedó en eso, porque el europeo fue eliminado al fallar en tres ocasiones 2,29.  
                              Esa  altura la renunció Javier, conocedor de que ahí no se decidiría la medalla de  oro, y reservó fuerzas para 2,32, la cual venció en el segundo intento.  
                              
                                
                                  
                                    
                                      | Resultados en Juegos Olímpicos  | 
                                       
                                    
                                      |  Barcelona (1992)  | 
                                       
                                    
                                      Salto de altura:      2.34 metros    Oro   | 
                                       
                                    
                                      Sydney (2000)  | 
                                       
                                    
                                      Salto de altura:      2.32 metros    Plata   | 
                                       
                                      | 
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                              La  varilla subió a 2,35 y parecía vislumbrarse el ganador. Soto marchaba a la  cabeza y en lo alto las nubes amenazaban con hacer estragos. Otro ruso, Serguei  Kliugin salvó sin dificultad la marca para tomar la delantera.  
                              Par de  minutos después llegó la tormenta definidora, ya que ninguno de los restantes  competidores pudo sobrepasarla en medio del aguacero. 
                              Javier  Sotomayor regresó a casa con una merecida presea de plata..., pero sus  registros contra la Ley  de la Gravedad  al aire libre y bajo techo constituyen retos intocables desde hace casi dos  décadas.  
                            
                               
                             
                            
                                
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                              Maritza Marten García: La Negra tiró con todo 
                               
                                ¿Cuántos aspectos al unísono rodearon el momento en que la capitalina  realizó el quinto lanzamiento del disco para conquistar la medalla de oro en  los Juegos Olímpicos de Barcelona?  
                                     
                                Alrededor de 70 mil personas repletaban los graderíos del estadio Montjuic la tarde del lunes 3 de agosto de 1992. En lo más alto el reloj electrónico  indicaba las 2:14 minutos... 
                                 
                                Segundos antes, su compatriota Ana Fidelia Quirot, una de las favoritas  para imponerse en la prueba de los 800 metros planos, no pudo rematar en los  finales y cruzó tercera (1:56,80), antecedida por la holandesa Ellen Van Langen  (1:55,54) y la rusa Lilia Nurutdinova (1:55,99).  
                                 
                                En Cuba, otra persona muy importante en la carrera de Maritza, su  entrenador Hermes Riverí, aguardaba con impaciencia el resultado de la prueba. 
                                 
                                A la hora apuntada, Riverí viajaba en ómnibus hacia el domicilio del  reparto San Agustín y casi sin darse cuenta repasaba mentalmente las últimas  instrucciones impartidas a la pupila al dejarla en Sevilla una semana atrás.  
                                 
                                Un vecino lo interceptó a pocos metros de llegar a la casa para darle la  grata nueva: "Coño, compadre, Maritza tiró con todo y ganó la medalla de  oro".  
                                 
                                "Aunque estoy acostumbrado a las emociones competitivas -apunta Riverí-, lo primero que hice  fue tomarme un vaso de agua y encender el radio para conocer detalles". 
                                 
                                Pasados algunos días, Maritza y el profesor desafían una vez más al  caliente sol caribeño en el área de entrenamientos situada al fondo del estadio Panamericano, pues el próximo compromiso será en breve, durante la sexta  Copa del Mundo a celebrarse en la capital cubana.  
                                 
                                Copiosas gotas de sudor bañan por completo a la bonachona negra, cuya  permanente sonrisa parece amortiguar la impresionante fortaleza física  traducida en 1,78 metros  de estatura y 97   kilogramos de peso. 
                                 
                                El diálogo gira ahora alrededor de lo ocurrido antes y durante el  certamen olímpico. Hermes Riverí toma la palabra y recuerda: "Nosotros  comenzamos la preparación en el mes de octubre de 1991 y el promedio de  sesiones semanales de preparación fue de 10. Cada una de las etapas contempló  distintos volúmenes e intensidades en los ejercicios. Hasta los días previos a  los Juegos ella hizo alrededor de siete mil lanzamientos, además del trabajo  con las pesas, los saltos y el kilometraje en las carreras para adquirir la fuerza,  la velocidad y la resistencia aplicadas al implemento". 
                                 
                                Por su parte, la campeona se encarga de contar qué sucedió después de  regresar Riverí a Cuba, luego de imponerse Maritza en el Campeonato  Iberoamericano de Sevilla con envío de 70,68 metros: "Yo me encontraba en  excelentes condiciones y logré la clasificación para la final de Barcelona con 65,68 metros. El resto  dependería de la concentración. Los lanzadores siempre buscamos asegurar el  primer intento, pues si alcanzas un buen resultado adquieres mayor confianza y,  al mismo tiempo, puedes desestabilizar la estructura técnica en los movimientos  de los contrarios. Esta vez cuando hice el segundo envío (65,64) me coloqué  detrás de la búlgara Sventanka Khristova (67,78)". 
                                 
                                En la quinta ronda el implemento, de madera y placas metálicas, con peso  exacto de un kilogramo, cubrió la trayectoria y los jueces establecieron  prestos la distancia del recorrido: 70,06 metros.  
                                 
                                Ahí mismo asumió la delantera y sólo faltaba completar la sexta y última  oportunidad. De manera sucesiva fallaron Khristova, la alemana Ilke Wyludda, la  australiana Daniela Costian, la rusa Larisa Mikhalchenko y la china Zhao  Yonghua. 
                                 
                                Aunque algunos lectores lo pongan en dudas, la hercúlea morena, nacida  en el barrio habanero de Párraga, 17 de agosto de 1963, dio los primeros pasos  en las distancias cortas -tenía 11 años de edad- bajo la tutela de la otrora  estelar gacela oriental Miguelina Cobián en la pista del parque Ciro Frías.  
                                 
                                En la etapa de crecimiento presentó tendencia a engordar y el aparente  handicap de la frustrada velocista lo supo aprovechar en la propia instalación  el fallecido entrenador Victor Suárez.  
                                 
                                Par de años más tarde, en la categoría 12-13 años, en los Juegos  Nacionales Escolares llegó el primer triunfo con registro de 39 metros exactos. 
                                 
                                Disciplinada y voluntariosa a más no poder, Maritza siguió al pie de la  letra los consejos de Victor, pero nunca quiso confesarle la atracción especial  que sentía por la jabalina. 
                               
                              
                                
                                  
                                      
                                        | Resultados en Juegos Olímpicos  | 
                                       
                                      
                                        |  Barcelona (1992)  | 
                                       
                                      
                                        Lanzamiento del Disco:  70.06 metros     ORO  | 
                                       
                                    | 
                                    | 
                                 
                               
                              Terminados los estudios secundarios en la Escuela de Iniciación  Deportiva (EIDE) Mártires de Barbados (1977) pasó a la ESPA Nacional y ahí  llegó el fructífero encuentro en el alto rendimiento con Hermes Riverí. La  jabalina pasó al olvido y el interés por el disco se convirtió en pasión. 
                                   
                                Sin embargo, de vuelta a la escena en la cita cuatrienal de Atlanta, la  cubana no consiguió tan siquiera clasificar entre las finalistas al realizar en  las eliminatorias del grupo a un discretísimo envío de 60,08 metros, marca  bastante inferior a sus posibilidades reales. 
                              
                             
                               
                              
                                
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                              Anier Octavio García Ortíz: Por la puerta grande 
                               Nacido  en la ciudad de Santiago de Cuba, 9 de marzo de 1976, llegó a compromiso de  Sydney dispuesto a no respetar ni nombres ni hombres y así lo cumplió en la  jornada del 25 de septiembre, cuando al registrar 13 segundos exactos dejó bien  atrás a los ranqueados estadounidenses Terence Trammell (13,16), Mark Crear  (13,22) y Allen Johnson (13,23), además del recordista mundial de la  especialidad, el británico Colin Jackson, quien debió conformarse con un  discreto quinto lugar (13,28). 
                                   
                                La  historia de Anier dentro de la pista comenzó bien temprano en su provincia  natal y de igual manera llegaron los primeros triunfos en los Juegos Deportivos  Escolares Nacionales (1990).  
   
                                A  manera de interesante detalle podemos apuntar que los primeros pasos dentro de  la categoría escolar lo vieron crecer junto a su mamá Bárbara Ortiz, a la sazón  profesora de la disciplina en la   Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) santiaguera. 
   
                                Para él  aquellos momentos guardan una especial significación, porque tal vez sea el  único caso en Cuba y pusiera ser muy contado en el mundo, pero si algo le quedó  pendiente debido a dicha influencia fue que nunca probó surte en los 100 metros planos. 
   
                                Dotado  de excelentes cualidades físicas, luego de cumplir los requerimientos de la  categoría como practicante de eventos múltiples, definitivamente fue escogido  para enfrentar el reto de las 10 vallas en la distancia de 110 metros planos. 
   
                                A  fuerza de voluntad, también venció las exigencias de los entrenadores hasta  llegar a la preselección nacional. Los antecedentes más directos provenían de  uno de los grandes, Alejandro Casañas, doble medallista de plata en Montreal,  Canadá (1976), y Moscú, Unión Soviética (1980). 
   
                                Llegado  el momento de la verdad, Anier nunca dejó traslucir la más mínima inseguridad,  aunque era conocedor que tenía por delante la principal carrera de su vida.  Había que aprovecharla y siempre se concentró en hacerlo bien para ganar sin el  menor de los contratiempos. 
   
                                Horas  antes de la carrera, el entrenador Santiago Antunez explicó a los reporteros:  "Anier García pudiera ser la gran sorpresa de Cuba en estos Juegos  Olímpicos porque él no sufre ningún tipo de presión. En realidad, muy pocos  esperan un oro de él, por eso se siente mucho más libre y lo está  demostrando". 
   
                                El  muchacho salió airoso en las eliminatorias y semifinales, algo que de inmediato  llamó la atención de los especialistas, a quienes apenas tenían referencias de  él. Tampoco se inmutó cuando fue indicada una arrancada en falso, pero al  llegar la hora de la verdad ninguno de los rivales pudo seguirle el paso. 
   
  "Sabía  que iba a ganarles a todos, lo sabía", repetía sin contener la alegría. Y  no era para menos, porque Anier García realizó la mejor carrera de su vida al  superar en siete centésimas la marca personal, "Soy un campeón olímpico  desde hace cinco minutos", concluyó antes de abandonar la pista para  dirigirse hasta el camerino. 
   
                                Entre las principales cualidades de Anier, según expresa Antúnez  destacan la fortaleza física, capaz de conjugarla con casi precisión  milimétrica al enfrentar cada uno de los 10 obstáculos a lo largo del  recorrido. 
   
                                Tampoco es posible pasar por alto, que nunca creyó en los nombres de sus  adversarios, pues para él cada carrera resultaba un duelo contra sí mismo,  porque era capaz de trazarse objetivos propios. En resumen, nunca la gustaba  perder. 
   
                                La  posibilidad de clasificar para la final en Sydney le permitió codearse de tú a  tú con cuanto valía y brillaba en el cierre del pasado milenio, aunque al  propio tiempo algunos especialistas lo consideraron como verdadera sorpresa.                               
                              
                              
                                
                                  
                                      
                                        | Resultados en Juegos Olímpicos  | 
                                       
                                      
                                        | SYDNEY (2000) ORO | 
                                       
                                      
                                        Anier García   (CUB)  | 
                                        13,00  | 
                                       
                                      
                                        Terrence Trammell (EUA)  | 
                                        13,16  | 
                                       
                                      
                                        Mark Crear (EUA)   | 
                                        13,22  | 
                                       
                                      
                                        | ATENAS (2004)   BRONCE | 
                                       
                                      
                                        LIU XIANG   (CHN)  | 
                                        12,91  | 
                                       
                                      
                                        TERRENCE TRAMMELL (EUA)  | 
                                        13,18  | 
                                       
                                      
                                        Anier García (CUB)  | 
                                        13,20  | 
                                       
                                    | 
                                    | 
                                 
                               
                              
                              Quienes  así lo escribieron desconocían por completo sus   credenciales atléticas, a partir de alcanzar la segunda posición en el  Mundial de Sevilla, España (1999), aunque también en certamen universal bajo  techo en París, Francia (1997) entró primero a la meta. 
                              
Entre  los presumibles rivales, uno de ellos, Allen Johnson, lo conocía muy bien,  porque llegaron a enfrentarse cuatro veces y en tres oportunidades cayó vencido  por el antillano en diferentes escenarios.  
                                     
                                La  prueba sobre la pista austriaca reveló una marcada tensión al producirse dos  arrancadas en falso, pero fiel a la acostumbrada concentración en el bloque de  arrancada, Anier en modo alguno fue afectado y al sonar el disparo del starter  tomó la delantera hasta detener los cronómetros en 13 segundos flan, la mejor  marca de su vida. 
                                     
                                No hubo  lugar a las casualidades, porque en Sydney ganó el mejor en toda la línea… 
                              
                              
                             
                            
                            Iván Pedroso Soler: en el último salto 
                            
                             A la  edad de 27 años (Ciudad de La   Habana, 17 de diciembre de 1972) el joven saltador llegó a  Sydney precedido de honores, por tratarse del atleta más victorioso en su  modalidad (cinco títulos mundiales bajo techo y cuatro al aire libre), sin  pasar por alto al legendario estadounidense Carl Lewis, ganador de cuatro  medallas de oro olímpicas en las citas de Los Ángeles, Estados Unidos (1984),  Seúl, Corea del Sur (1988), Barcelona, España (1992) y Atlanta (1996). 
                                 
                              Iván  presentó sobresalientes cartas credenciales en el Torneo Iberoamericano de  Sevilla, España (1992), donde clavó los pinchos en la distancia de 8,53 metros y después  tejió una secuencia de triunfos sucesivos en certámenes importantes a lo largo  de los siguientes ochos años, aunque también tuvo momentos de tristeza, como le  sucediera semanas antes de la cita en Atlanta, cuando una peligrosa cortadura  casi lo pone fuera del deporte activo. 
   
                              Completamente  recuperado, después de una cirugía, retorno a los escenarios competitivos para  ganar el tercer título mundial bajo techo en París, Francia (1997).  
   
                              Los  triunfos conseguidos a lo largo de ese ciclo olímpico lo llevaron a Sydney con  la etiqueta de virtual favorito frente a los retos de dos peligros oponentes:  el jamaicano James Beckford y el español Yago Lamelas, sus más cercanos  seguidores en el ranking mundial de la especialidad. 
   
                              La  competencia en el tanque de salto en Sydney marchaba por cauces normales e  incluso la ausencia en la final de los dos hombres citados pareció despejar el  camino del cubano, pero ahí surgió la inesperada oposición del local Jai  Taurima, cuyo aval apenas presentaba un discreto cuarto lugar en la cita  mundialista sevillana con registro de 8,35 metros. 
   
                              Como si  se tratara de un deporte de combate, en el cual el contraataque oficia, Taurima  puso bueno el ambiente durante poco más de una hora de competencia. La  secuencia en los tres saltos iniciales fue la siguiente: Pedroso (Falta – 8,34  – Falta), Taurima (Taujima (Falta – 8,18 – 8,34). 
   
                              Después  Pedroso tomó la delantera con un salto de 8,41 y el australiano marcó 8,40. La  batalla cobró visos dramáticos, luego de que el cubano cometiera su tercera  falta en el quinto salto y Taurima elevó la marca a 8,49 metros.  
   
                              Iván  Pedroso solicitó palmadas, y acto seguido inició el recorrido con una velocidad  inferior a la acostumbrada para no pisar la plastilina delatora por cuarta vez.  El despegue fue impecable y la fase de vuelo un verdadero alarde de técnico  hasta fijar registro de 8,55   metros. 
   
                              El  estadio pareció caerle encima a Taurima. Ciertamente, el hombre no podía más,  pero el hecho de hallarse ante sus parciales lo llevó al esfuerzo supremo,  aunque en el salto final no pudo ir más allá de los 8,28. "El Terrible  Iván había conquistado el mundo". 
                            
                            
                              
                                
                                    
                                      | Resultados en Juegos Olímpicos  | 
                                     
                                    
                                      | SYDNEY (2000) ORO | 
                                     
                                    
                                      IVÁN PEDROSO  (CUB)   | 
                                      8,55  | 
                                     
                                    
                                      JAI TAURIMA     (AUS)   | 
                                      8,49  | 
                                     
                                    
                                      ROMAN SCHURENKO (UCR)   | 
                                      8,31  | 
                                     
                                  | 
                                  | 
                               
                             
                            
                            La  mejor marca del cubano es de 8,71 metros, pero permanece la duda de si  debería haber sido plusmarquista mundial, porque en el tradicional certamen de  Sestrieres de 1995, el cubano saltó 8,96 metros, lo que suponía un nuevo récord, un  centímetro por encima de los 8,95 de Powell.  
                               
                              El  anemómetro indicaba un viento a favor de 1.2 (hasta dos se considera  homologable). Sin embargo, la marca fue posteriormente invalidada debido a que  en una fotografía podía verse a un hombre   delante del anemómetro, lo que pudo afectar a la medición del viento. 
                            
                            
                             
                            
                            Yumileidis Cumbá Jay: inesperada medalla de oro 
                            
                             Cuando el estadio Panatenaico de Atenas abrió  por primera vez sus puertas a la resurrección de los Juegos Olímpicos en la Era Moderna, 6 de  abril de 1896, las mujeres estuvieron ausentes de las competencias, porque  sencillamente así lo quiso el renovador francés Pierre de Fredy, cuarto barón  de Coubertin. 
                                   
                              Pasados 108 años, la capital griega volvió a  organizar las citas cuatrienales, esta vez la número 27, y la histórica  instalación recibió, a modo de simbólica recordación la competencia de  impulsión de la bala. 
   
                              Dos cubanas Yumileidi Cumbá y Misleydis  González aparecían dentro del grupo de 16 atletas inscriptas, acontecimiento de  significativa trascendencia, dado el lugar y las circunstancias, pero también  por codearse ellas con la élite de dicha especialidad. 
   
                              Para los especialistas, las favoritas en los  respectivos vaticinios, entre las cuales podemos contar a la alemana Astrick  Kumbemuss, ganadora del metal bronceado en Sydney, Australia, cuatro años  atrás. 
                              En idéntica dimensión fueron valoradas la rusa  Irina Korzhanenko y otra alemana, Nadine Kleinert, ocupantes de las dos  primeras posiciones en el ranking mundial de 2003. 
   
                              Las criollas apenas recibieron opciones para subir al podio, a pesar de  que la Cumbá  era la titular panamericana y una semana antes llevó el implemento hasta la  distancia de 19,97   metros, en el torneo Iberoamericano, con sede en Huelva,  España.   
   
                              De lleno en el área competitiva, el terreno  tenía reservada serias sorpresas, porque la germana Kumbemuss quedó fuera de  competencia en la primera ronda y las cubanitas consiguieron clasificar. 
   
                              Tal vez el comportamiento de Misleydis en esa  ronda, con 18,59, no satisfizo sus propias aspiraciones para  concluir en el octavo lugar, mientras Yumileidi en la última oportunidad marcó 19,59 metros y  desplazó de la segunda plaza a la   Kleinert (19,55).   
   
                              De manera supuesta, las acciones favorecieron  a la joven Irina Korzhanenko, capaz de registrar soberbio 21,96, muy superior al de  cualquiera de sus adversarias. Sin embargo, par de días después al Comité  Olímpico Internacional (COI) decidió retirarle la medalla dorada, tras revelar  los correspondientes análisis de orina el consumo de estanozol, esteroide  anabólico similar al utilizado por el canadiense Ben Johnson, en los Juegos  Olímpicos de Seúl, Corea del Sur (1988).   
   
                              Conforme a los reglamentos, Yumileidi Cumbá  recibió la presea de oro, la de plata perteneció a Nadine Kleinert y el bronce  fue colgado en el cuello de la también rusa Svetlana Krivelyova (19,49 metros.
                             
                            
                              
                                
                                    
                                      | Resultados en Juegos Olímpicos  | 
                                     
                                    
                                      | ATENAS (2004) | 
                                     
                                    
                                      Yumileidis Cumbá (CUB)  ORO  | 
                                      19,59 m  | 
                                     
                                    
                                      Nadine Kleinert  (ALE) PLATA  | 
                                      19,55 m  | 
                                     
                                    
                                      Svetlana Krivelyova (RUS) BRONCE  | 
                                      19,49 m  | 
                                     
                                  | 
                                  | 
                               
                             
                            Sobre la loza del aeropuerto internacional  habanero José Martí, la familia del atletismo cubano recibió con sonadas  muestras de satisfacción a la esbelta morena guantanamera, que a la edad de 29  años (11 de febrero de 1975) dio tremendo alegrón a sus compatriotas.   
                                                             
                              Por boca del entrenador Justo Navarro  conocimos algo que agigante el merecido galardón: "Aunque  no llevaba el vaticinio de medallista, nuestro sueño era conquistar una. Si  observamos sus actuaciones en los últimos dos años fueron estables.  
                                                             
                              Ganó en  el Mundial bajo Techo este año y cerca ya de la competencia fundamental sus  rendimientos mejoraron de manera progresiva, lo cual indicaba que ella estaba  en condiciones de obtener alrededor de 20 metros en Atenas y así  lo hizo…" 
                            
                             
                            
                              
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                            Osleidys Menéndez: un disparo, nada más 
                                   
                              Rebozante  de alegría, junto a su entrenador Dioniso Quintana, la muchacha reía a  mandíbula batiente, como nunca antes lo hizo, mientras alrededor de 70 mil  asistentes al Estadio Olímpico de Atenas aplaudían hasta el delirio a la  monarca, ubicada en lo más alto del podio. 
   
                              Muchas  razones tenía para sentirse así, porque, además de cumplir el sueño de su vida,  la victoria fue indiscutible al lograrla con el primer lanzamiento de 71,53 metros, apenas  un centímetro menos del primado mundial conseguido por ella en el propio  territorio griego, (71,54), Rethymnon, 1 de julio de 2001. 
   
                              La  imaginaria repetición de lo sucedido durante la competencia impone al redactor  señalar que el implemento tomaba altura y después planeaba, antes de clavarse  en el césped. 
   
                              Al  unísono, todos los presentes aquella tarde del viernes 27 de agosto, lanzaron  exclamaciones de asombro, pues en décimas de segundo valoraron la envergadura  del acontecimiento. Eran testigos de un envío de rango universal y tal  privilegio casi siempre resulta irrepetible. 
   
                              También  Osleidys sabía que la jabalina llegaría bien lejos y observaba la trayectoria  desde la línea límite indicativa de foul ¿Cuántas cosas pasaron por la mente?,  es posible que ni pueda recordarlo, pero si de algo estaba segura era que ese  día para ganarle sería necesario implantar marca del orbe. 
   
                              Atrás  quedaba los peores momentos vividos el año anterior, cuando los resultados  competitivos en los Juegos Deportivos Panamericano, Santo Domingo, República  Dominicana (60,20), la ubicaron en el tercer lugar y, par de semanas más tarde  quedó relegada a la quinta posición en el Campeonato Mundial de Atletismo,  París, Francia. 
   
                              La  triunfadora conversó ampliamente con los periodistas cubanos y extranjeros:  "Llegué con mucha ansiedad al estadio y dispuesta a darlo todo, pero luego  conversando con mi entrenador Dionisio Quintana logré controlarme y poner mucha  concentración en la prueba.  
   
                              Acerca  de cómo enfrentó el reto de sentirse favorita y hacerlo delante de un público  que la admiraba y recordaba lo sucedido tres años atrás en otra localidad  griega, señaló:  
   
  "Nunca  salgo a buscar un récord, aunque siempre trató de buscar una buena marca en el  primer lanzamiento. A mi madre dedico esta importante victoria, estoy segura  que vio mi actuación por la televisión.  
   
                              También  a Dionisio, quien es como si fuera mi padre, a mi querido pueblo de Cuba y a  todas las amistades que me apoyaron en los momentos difíciles. 
   
  ¿Quién es Osleidys Menéndez Sáez? ¿Cómo llegó a los planos estelares del  atletismo mundial?  
   
                              Aunque responder el par de interrogantes planteadas parezca fácil,  sintetizar en breves líneas la hoja de servicios de una recordista mundial y  olímpica es mucho más compleja. 
   
                              Nacida en el municipio Martí, provincia de Matanzas, 14 de noviembre de  1979, casi podríamos decir que llegó a las competiciones deportivas, bien temprano,  por su complexión física y excepcionales habilidades para ejecutar los  ejercicios desde la escuela primaria. 
      
                              A la edad de 12 años comenzó a lanzar la jabalina por primera vez y  cuentan algunos de sus condiscípulos que era capaz de hacerlo con la pelota de  béisbol mejor que cualquiera de ellos. 
   
                              Sin cumplir l7 primaveras asistió al Mundial juvenil de Sydney,  Australia (1996) y allí conquistó la medalla de oro, tras registrar 60,96 metros y volvió  a repetir el triunfo dos años más tarde en la edición convocada para Annecy,  Francia, con 68,17.  
                            
                              
                                
                                    
                                      | Resultados en Juegos Olímpicos  | 
                                     
                                    
                                      | SYDNEY (2000) | 
                                     
                                    
                                      Trine Hattestad  (NOR)  | 
                                      68,91  | 
                                     
                                    
                                      Mirella Manjani-Tzelili  (GRE)  | 
                                      67,51  | 
                                     
                                    
                                      | Osleidys Menéndez  (CUB) | 
                                      66,18  | 
                                     
                                    
                                      | ATENAS (2004) | 
                                     
                                    
                                      | Osleidys Menéndez  (CUB) | 
                                      71,53  | 
                                     
                                    
                                      | Steffi Nerius  (ALE) | 
                                      65,82  | 
                                     
                                    
                                      Mirella Manjani-Tzelili  (GRE)  | 
                                      64,29  | 
                                     
                                  | 
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                            Aunque la atleta matancera debutó muy joven en Sydney (20 años), también  presentaba en la hoja de servicios resultados de primer nivel entre las  mayores, porque ganó en los XIII Juegos Deportivos Panamericanos, Winnipeg,  Canadá (1999), al clavar la jabalina en 65,85 metros y  estimulante cuarta posición en el compromiso universal de Sevilla, España.  
                                     
                              Su actuación en el territorio australiano le reportó un metal bronceado  al disparar 66,18   metros, apenas antecedida por la noruega Trine Hattestad  (68,91) y la griega Mirilla Manjani-Tzelili (67,51), por lo que a partir de ese  momento comenzaron a respetarla como indiscutible promesa. 
                                     
                              A punto de cumplimentar la tercera participación en los escenarios  olímpicos, aparece entre las mejores jabalinistas del orbe y aún es dueña  absoluta del registro mundial con 71,70 conseguido en la cita mundialista de  Helsinki, Finlandia (2005). 
                            
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