Un mundo, un sueño en Beijing-2008
8 de Agosto de 2008, 5:40 p.m.
Beijing.- Los ojos todos del planeta voltearon hoy para mirar a China y corroborar, guiados por un cautivador espectáculo, que los Juegos Olímpicos hacen de Beijing punto de encuentro del mundo y el sueño de la confraternidad.
Creatividad, ingenio, sabiduría milenaria y un impresionante despliegue tecnológico marcaron pautas en esta ceremonia, desde el momento mismo en que 2008 tambores iniciaron el conteo regresivo para dejar abierta la Olimpiada.
Luego estallaron los fuegos de artificio iluminando la noche de Beijing, y un antiguo verso de Confucio marcó los derroteros: cuando los amigos vienen de lejos, qué felices somos.
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Así empezó el festejo que hizo olvidar el sofocante calor y el sudor -literalmente a mares- para disfrutar del vuelo de las hadas y los cinco resplandecientes aros olímpicos alzándose inexplicablemente del suelo.
Un gigantesco pergamino y bailarines que dibujaban sobre éste con su propio cuerpo; la Ruta de la Seda marítima– símbolo del intercambio de China con el resto del mundo- y el rito de la música hallaron también espacio en el convite.
Luego, la música de un piano trasladó a todos a la modernidad y una vistosa coreografía, con miles de estrellas centelleantes, dibujó la silueta de una paloma que voló por sobre el mundo hasta el Nido de Pájaro.
Que el cielo vuelva a ser azul, las aves remonten otras vez el vuelo y la primavera se llene de colores, reclamaron las voces de decenas de infantes, que sorprendidos vieron volar sobre ellos a tres cosmonautas.
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Apareció entonces, de debajo del suelo, un hermoso planeta Tierra, se escuchó la canción de los Juegos y Beijing entonces se tiñó de colores para dar paso al interminable desfile de 204 delegaciones.
Muy cerca ya de la medianoche, el presidente chino, Hu Jintao, declaró oficialmente inaugurados los Juegos, flameó la bandera del Comité Olímpico Internacional y entró al estadio la flama que arderá hasta el 24 de agosto.
Hu Xiafeng, primer medallista olímpico, entró al Nido de Pájaro con la antorcha que, tras sucesivos relevos, llegó a manos del multicampéon mundial de gimnasia Li Ning, quien voló hasta el techo del estadio y en simbólica carrera rememoró el recorrido del fuego encendido en Atenas.
Entonces China develó su secreto mejor guardado de los últimos años cuando, a varios metros de distancia del pebetero, Li hizo arder la flama que durante más de dos semanas iluminará el cielo de esta capital. (PL)
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