La
cienfueguera Yanet Bermoy cayó con
las botas puestas
Jorge Alfonso
Colaborador Rebelde
10 de Agosto de 2008, 3:25 p.m.
La Habana, Cuba.- Todos siguieron
con atención los movimientos de la
cubanita, cuando paso a paso avanzó
hasta la final en la división de los
48 kilogramos del judo olímpico, porque
el debut de Yanet Bermoy sobre el tatami tenía
una doble significación.
Llevaba la responsabilidad
de enfrentar el reto de las mejores yudocas
del orbe, entre ellas la legendaria japonesa
Rioko Tani, ganadora de cuatro preseas en
estas lides.
Tani, ahora una señora
veterana de 37 años de edad, comenzó
a escribir historia propia en el compromiso
olímpico de Barcelona, España
(1992) y allí perdió en la final
con la francesa Cecile Nowak.
Tampoco pudo hacerse justicia
en la ciudad estadounidense de Atlanta (1996),
donde fue derrotada por la coreana Sun Kya.
Sin embargo, a partir del
campeonato mundial, celebrado en París
(1997), se convirtió en la dueña
absoluta de la división mínima
hasta el fracaso en Beijing.
El balance de dos medallas
de oro, conquistadas en Sydney, Australia
(2000) y Atenas, Grecia (2004), y otras tantas
plateadas marcaron difíciles antecedentes
antes de viajar a la capital china.
Ese constituía, en
apariencia, el principal reto de Yanet Bermoy
y con tal objetivo trabajó el profesor
Ronaldo Veitía con su pupila a lo largo
del ciclo olímpico. Así lo hizo
saber a la muchacha, porque la batalla era
harto difícil.
Tampoco faltaban entre las
probables contendientes otras atletas de extenso
quehacer como la francesa Frederique Jossinet,
plata en la lid ateniense, la china Wu Shugen,
experimentada competidora local, y la norcoreana
Pak Ok Son.
Aunque el palmarés
de la antillana era por mucho más breve,
sus adversarias conocían del nivel
y sobre todo la férrea voluntad de
lucha hasta el cansancio en los cinco minutos
de combate.
Lo sucedido en Beijing respondió
como tajante realidad y pudo apuntarse importantes
cuatro victorias, aunque la de mayor significación
resultó la conseguida ante Pak Ok Son.
Mientras tanto, en el tatami
vecino, la rumana Alina Alexandra Dumitru
provocó la gran sorpresa en la jornada
de apertura al imponerse, nada más
y nada menos, que a Ryoko Tani.
Por supuesto, los planes sufrieron
un brusco cambio para Yanet y Veitía,
pues la Dimitri era menos conocida, pero tampoco
menos peligrosa.
Tal vez, ese elemento jugó
un papel determinante, porque la rumana aprovechó
un desbalance y marcó yuko, luego wazari,
antes de definir con excelente ippon.
La hazaña de Yanet
Bermoy al conseguir la medalla de plata colocó
por tercera vez el nombre de una cubana en
la historia de la división de 48 kilogramos.
Amarilys Savón pudo hacerlo dos veces
con los bronces alcanzados en los escenarios
de Barcelona y Atlanta
Quienes presenciamos la entrevista
concedida a los medios tuvimos la oportunidad
de admirarla aún más, luego
de que entre el sudor y las lágrimas
nos brindó sentidas muestras de vergüenza
deportiva y patriotismo:
“Yo quería la
medalla de oro y gané la de plata,
el deporte es así. Puedo asegurarle
al pueblo cubano que seguiré entrenado
para lograrla en Londres (2012)”
¡Felicidades
Yanet!
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