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Japoneses y cubanos sorprendieron en la primera versión del 2006
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Mientras en Cuba concluía la temporada del máximo pasatiempo nacional (4 de julio de 2005), luego de casi ocho meses de extensa actividad en casi cien diamantes, apenas cuatro días más tarde, millones de practicantes y seguidores de la disciplina recibimos un golpe bajo, tras conocer que en la 117 sesión ordinaria del Comité Olímpico Internacional (COI), celebrada en Singapur, el béisbol quedó eliminado de cualquier posibilidad competitiva en la sede londinense de 2012.
La noticia procedente del territorio asiático también dejó pasmados a la totalidad de los amantes del juego en varios países de la llamada Cuenca del Caribe, además de Canadá, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Taipei, cuyos federativos, de una forma u otra, siempre vieron en la presencia del béisbol dentro del concierto olímpico, a partir de Barcelona, España (1992), una apreciable posibilidad para luchar por una medalla de cualquier color.
El camino seguido por los peloteros antes de la inclusión en el calendario oficial constituyó un verdadero calvario, desde la tercera edición en San Luis, Estados Unidos (1904), cuando se desarrollaron tres torneos de exhibición en igual número de ciudades aledañas hasta la confrontación en Seúl, Corea del Sur (1988).
Las restantes presentaciones se produjeron en Estocolmo, Suecia (1912), Berlín, Alemania (1936), Tokio, Japón (1964), y Los Ángeles, Estados Unidos (1984) en seis esperanzadoras exhibiciones.
Por fin, el 13 de octubre de 1984, en Lausana, Suiza, otra sesión ordinaria del COI, esa vez bajo la presidencia del catalán Juan Antonio Samaranch, acordó darle el visto bueno. Entonces, la IBAF solo contaba con alrededor de 50 federaciones nacionales afiliadas y su directiva decidió esperar a una mejor oportunidad para admitir a los profesionales.
Inmediatamente después de clausurados los Juegos de Atlanta –19 de julio al 9 de agosto de 1996–, la IBAF, regida desde 1993 por el italiano Aldo Notari, convocó a un congreso extraordinario, de nuevo en Lausana, y exactamente el 21 de septiembre con el balance de 56 votos a favor, siete en contra –Cuba entre ellos– y dos abstenciones fueron aceptados los jugadores rentados en los diferentes torneos auspiciados por la institución.
Punto y aparte
Al margen de las referencias históricas, necesarias para ubicar al lector en el centro de los recientes acontecimientos, al comenzar el 2005, la IBAF anunció tener afiliadas 112 federaciones nacionales, algo interesante de cara al compromiso de Singapur. En apariencia, la cifra parecía decisiva para el momento de la definición en Singapur. Aquí cabe una interrogante. ¿Por qué la disciplina no consiguió la mitad más uno de los votos emitidos?
A no dudarlo, las diferencias internas, los cambios en los sistemas clasificatorios para los Juegos Olímpicos y el absoluto acercamiento a los magnates de las Grandes Ligas en los Estados Unidos en busca de ayuda, aparecen entre los visibles lunares que definieron la suerte beisbolera a la hora de la verdad.
En el 2002, durante la sesión ordinaria efectuada en la Ciudad de México, el suizo Jacques Rogge, apenas estrenado como sustituto de Samaranch en el COI, inició la contienda al proponer a los miembros permanentes la necesidad de aplicar el artículo 46 de la Carta Olímpica, contentivo de los lineamientos a seguir para revisar el programa olímpico después de celebrada la versión correspondiente.
Así marcó con el dedo al béisbol, el pentatlón moderno y el softbol femenino para colocarlos al borde del abismo, pero el casi unánime rechazo provocó la postergación hasta el ya citado cónclave del 2005.
El proceso seguido en días pasados ocupó largas horas, ya que fueron votados uno a uno los 28 deportes y después del conteo secreto, el señor Rogge anunció la exclusión del béisbol y el softbol femenino. A continuación, atravesaron proceso similar cinco deportes candidatos a la sustitución (golf, karate, rugby siete, patinaje en línea y squash).
Sin embargo, ninguna de estas modalidades alcanzó, según estipula también la regla 46, las dos terceras partes de los votos emitidos. En tal sentido, el programa de Londres (2012) se redujo a 26 deportes y 299 pruebas, aunque no debemos pasar por alto que en idéntica medida habrá alrededor de 400 participantes menos.
El último antecedente relacionado con la exclusión de un deporte se remonta a 1936, cuando el COI sacó del calendario competitivo al polo, deporte de origen asiático, jugado a caballo con pelota de madera y un mazo por equipos de cuatro atletas cada uno.
Diferentes puntos de vista
Jacques Rogge, a todas luces el principal artífice de las actuales exclusiones, trató de minimizar lo sucedido y en breves palabras buscó consolar a los federativos perjudicados: "Ustedes no están descalificados para siempre. Serán deportes olímpicos en Beijing y seguirán siendo elegibles para los Juegos del 2016".
Por otra parte, el "pelotero" Aldo Notari aceptó el fracaso sin el menor signo de sorpresa y sus palabras reflejaron resignación: "Los otros deportes de equipo son más populares y todos van a los Juegos con los mejores atletas. Solo el béisbol no lleva a los mejores en este momento".
Antes de retirarse, a modo de justificación señaló: "Ni siquiera en los Estados Unidos a la televisión le interesa el béisbol olímpico. El problema del dopaje solo existe en ese país y nosotros estábamos marcados desde la Ciudad de México (2002). Debemos pensar en el 2016 y para que en Beijing estén los mejores será necesario que las Grandes Ligas se pronuncien de manera favorable".
Aldo Notari dejó todo en manos de los regentes beisboleros yanquis e ignoró las opiniones de los cubanos, tres veces titulares olímpicos, e incluso las de Corea del Sur, Japón y Taipei.
Algunos días después, Bud Selig, representante de los poderosos dueños de 30 equipos en las Ligas Mayores, fue tajante al declarar: "El béisbol de las Grandes Ligas no accederá a los cambios exigidos por el COI para que ese deporte regrese a los Juegos en el 2016. No voy a interrumpir la temporada, porque no hay circunstancias que nos permitan decirles a los equipos a finales de agosto: Bueno, ahora tómense dos semanas libres para que un grupo de peloteros representen a los Estados Unidos y otros países."
En lo adelante, Selig y sus socios aprovecharán la decisión del COI para asumir las riendas del béisbol mundial y de hecho, en medio de la tormenta, dieron a la publicidad, con bombos y platillos, la celebración de un denominado Clásico Mundial para el mes de marzo de 2006. La IBAF solo tiene una alternativa, según el criterio de Aldo Notari: aceptar la completa subordinación a cambio de migajas que posibiliten la subsistencia de la entidad.
Si algunos ponen en dudas lo expuesto en el párrafo anterior, los invito a leer las palabras finales de lo declarado por el susodicho Bud Selig: "Les puedo decir que el Clásico Mundial será algo tan grande, que los directivos del COI cambiarán de opinión sobre por qué el béisbol debe estar en los Juegos Olímpicos".
Definitivamente, el I Clásico Mundial, a pesar de numerosos contratiempos, fue puesto en marcha en cuatro sedes, Tokio, Japón, San Juan, Puerto Rico, y las ciudades estadounidenses de Orlando, Anaheim y Phoenix- Lo sucedido, con el calendario de juegos, los principales detalles en cada una de las diferentes etapas e incluso las estadísticas finales voy a ofrecerlas a continuación.
Valoraciones preliminares
El análisis precompetitivo de cada uno de los cuatro grupos ofreció diversos criterios por parte de los especialistas, quienes de forma casi unánime concedieron las mayores posibilidades de clasificación para discutir el título a Estados Unidos y la República Dominicana, pues dicho seleccionados estaban formados por una verdadera constelación de estrellas, todas con amplia experiencia en el béisbol de las Grandes Ligas.
Por otra parte, también merecían especiales consideraciones, tanto el formato del evento como los impedimentos y reglamentos para los lanzadores, completamente diferentes a los conocidos hasta el momento.
Dicho certamen planteó un sistema de todos contra todos, es decir, si usted favorecía a la República Dominicana, la vería jugar un partido contra los tres integrantes del grupo (Venezuela, Italia y Australia) y para clasificar estaba obligada a imponerse en dos de ellos.
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