Desde que las personas tienen cierta madurez, no en la infancia por supuesto, pero a partir de la juventud, van tomando conciencia de que debemos morir algún día; no se sabe cuándo por lo que todos tienen la esperanza de que aún les falte mucho. Sin embargo, una manera de ganar terreno sería vivir intensamente la vida.
Quizás algunos consideren este análisis un poco romántico, pero no es así ya que la ciencia ha demostrado que aquellas personas optimistas y emprendedoras, de carácter sosegado y alegre, y dispuestas a realizar cambios pensando que les va a ir bien, tienen posibilidades de vivir más.
Aunque no hay nada escrito al respecto que sea definitorio para saber por qué unos duran más que otros, la verdad es que un camino de sosiego y felicidad familiar alejado del estrés es el ideal para vivir con calidad de vida.
Por otro lado, si usted conversa con las personas longevas conoce que la mayoría de hombres y mujeres casadas durante un gran número de años, de trabajo, sin adicciones superaron con calma las adversidades o los golpes que les puso la vida en su camino.
También es verdad que se está en ventaja ante los nuevos avances en la salud de la era moderna; nuevas vacunas detienen la desaparición de millones de vidas humanas.
Aún más en Cuba donde es una prioridad la vida de sus habitantes. Una muestra de ello es que desde que nacen los niños están protegidos contra un grupo de enfermedades que en otras latitudes cobran la vida de millones de infantes.
Por otro lado, la humanidad cuenta con modernos equipos que detectan tempranamente enfermedades mortales como el cáncer que permiten tratamientos más eficaces, así como, medicamentos y antibióticos de última generación.
Los especialistas también convocan a las personas a reír lo más que puedan; si es a carcajadas mucho mejor, a pensar que lo bueno les va a pasar, a evitar los malos pensamientos y acompañarse de personas que ven el lado alegre de la vida. La muerte está siempre en lo oscuro, es la máxima expresión del pesimismo, en fin, la antítesis de la vida.
Una vez alguien le preguntó a un amigo de setenta y tantos años de edad si estaba preparado a colgar los tenis cuando se le presentara la pelona como también se le dice a la muerte en tono jocoso.
Considero que su respuesta fue genial: “no me preocupa por ahora, porque ella nunca coincide conmigo en los lugares donde voy a divertirme con frecuencia”.