Valientes, el beso al mundo en la frontera de Venezuela con Brasil

Yoan Alexis López Domínguez y Daimay Estepa Águila son del municipio de Manicaragua, en Villa Clara. Ambos, Licenciados en Enfermería, él con perfil de enfermero intensivista y ella, enfermera instrumentista. 

Hace más de un año cambió el rumbo de sus vidas. Cuando aceptaron cumplir misión internacionalista en Venezuela jamás pensaron que el destino sería un sitio tan lejano.

De noche cerrada llegaron a la Parroquia Santa Elena de Guairén, municipio Gran Sabana. Allí hay caminos difíciles en parajes limítrofes en la frontera con Brasil, y donde existe una comunidad indígena, pobre, que necesita de mucho amor.

A más de mil kilómetros desde Caracas y a unos 600 desde Ciudad Bolivar, la capital del Estado del mismo nombre, se encuentra este lugar que ya tiene historias del corazón y de la estirpe de los cubanos.

Yoan Alexis y Daimay ingresaron a la Brigada de colaboradores  del Centro de Diagnóstico Integral “Dra Kelly Ann Lordz Pacheco” que presta servicios a los pobladores de esa región. Ellos son valientes que llegaron con temores, con el susto de enfrentar lo desconocido. Y allí permanecen hace más de un año.

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“El personal de enfermería tiene muchas anécdotas aquí, cuando llegué me encontré con pacientes brasileños, tuve que prepararme para atenderlos y comunicarme con ellos, por supuesto, siempre hay recompensas sentimentales ante el sacrificio, y esa es la página más hermosa que hemos escrito aquí, pues la respuesta de mejoría de un pacientes es el mayor regalo para un enfermero.

“La primera vez que me dijeron que venía a un CDI fronterizo, sentí miedo, pánico, siempre era Gran Sabana, un lugar muy apartado donde también hay peligros, pero cuando llegué el once de diciembre del pasado año me encantó el CDI, dicen las personas mayores que la Virgen de este pueblo, Santa Elena, crea unidad, y creo que sí, puedo cambiar de Estado pero quisiera mantenerme en este CDI porque me siento muy bien, en un colectivo que es único, a mis pacientes les deseo muchos éxitos en la vida, y que confíen en los cubanos, que somos lo mejor”, culmina Yoan Luis con una sonrisa de picardía.

Entretanto, Daimay viaja al pasado y confiesa que “al principio sentí miedo, tuve temor, me decían que había culebras y otros animales, y hasta nos hablaban de que podía haber algún asalto, pero la realidad ha sido otra, aquel día al venir se rompió el autobús y nos demoramos en llegar, sin embargo, desde que llegué me gustó, somos una brigada unida, me gusta apreciar la satisfacción del paciente, los que vienen aquí se sienten muy agradecidos, esta es una población pobre, muy humilde, las personas siempre buscan a los médicos cubanos para ser atendidos, en realidad aquí encontré otra familia”.

Juan Enrique Díaz Joa es Licenciado en Terapia Física y Rehabilitación de Santiago de Cuba. Más de 20 meses en el CDI fronterizo “Dra Kelly Ann Lordz Pacheco” le han aportado experiencias inolvidables.

“Los pacientes siempre salen muy complacidos, después de mis vacaciones luego de permanecer un año en este CDI, tenía el derecho de culminar mi misión en un lugar más cercano, sin embargo, regresé, muchos compañeros y pacientes me reclamaron y aquí estoy, tengo muchas historias, pero ahora recuerdo que un paciente sufrió una caída a tres metros de altura, y se pensaba que no podría caminar al menos en un año, no obstante, en tres meses con mi labor, pudo andar nuevamente, recientemente cumplió años, lo felicité y lo vi muy contento; por resultados como esos yo soy feliz, porque mi trabajo tiene impactos en los seres humanos y ellos están muy agradecidos en el servicio de rehabilitación que yo les brindo”.

La Doctora Ariagna Pérez Melián, también de Santiago de Cuba, especialista en Medicina General Integral con Diplomado en Terapia Intensiva, cumple su primera misión. En su corazón lleva el inmenso orgullo de haber hecho partos en Venezuela y escuchar el llanto de un niño al nacer, porque según nos narra “para mí es algo grande, bonito, he realizado veinte partos desde que estoy aquí, y me siento orgullosa cuando veo el nacimiento de un bebé”.

Ariagna es joven, por eso le preguntamos acerca de la reacción de su familia cuando supo que vendría a un lugar tan distante. Al respecto, reconoce que “Mi familia estaba muy preocupada y triste, pero le dije que yo cumpliría mi misión y ya me comprenden, me he sentido acogida por el pueblo venezolano y por mis compañeros que me recibieron bien y me ayudaron mucho para que me sintiera como en casa”.

El Doctor Robert Obregón Zamora tiene su propia historia. Especialista en Medicina General Integral, Diplomante en Medicina Física y Rehabilitación, natural de Songo la Maya en Santiago de Cuba, hace casi un año es el fisiatra del CDI fronterizo, y hoy asegura que no tiene precio ver la sonrisa de una persona recuperada.

“Momentos inolvidables son varios, esta es una población indígena, mezclada con pacientes de Guyana y Brasil, cuando uno ve que en dos o tres meses los enfermos pueden volver a caminar y aprecias sus manos rehabilitadas, sus pies y sus rodillas en mejores condiciones para incorporarse a una vida útil, uno se emociona, ellos hasta lloran cuando vienen a darte las gracias, son momentos que no tienen comparación, te agradecen en su idioma indígena, hay mucho calor humano, y entonces uno sabe que ha cumplido con su rol, que es traer la felicidad y bienestar a mucha gente”, puntualiza.

Son, sin lugar a dudas, valientes, hombres y mujeres de batas blancas que en el Centro de Diagnóstico Integral “Dra Kelly Ann Lordz Pacheco”, en la frontera de Venezuela y Brasil, han vencido sus miedos y han creado una gran familia para dar un beso al mundo…Y nada más.

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