Un gesto, un bosque

Se imagina usted la cantidad de plantas que con frecuencia terminan en la basura de nuestros hogares,.

Lo anterior tiene certeza si analizamos que por cada fruta o, vegetales que consumimos se desechan decenas de semillas. Ejemplo de lo anterior es que una planta de tomate produce 10 Kilogramos de este fruto, y cada tomate tiene en su interior de 250 a 500 semillas por gramo.

Si por el contrario las plantamos en corto plazo crecerían lozanas para  alimentar a una buena parte de las personas que habitan en una determinada region

Lo anterior reviste mayor importancia al conocer una nota periodística dada a conocer recientemente que  pone de ejemplo  cómo se  puede socializar con la naturaleza.:y beneficiarla.

El paracaidista, Luigi Cani, llevó 100 millones de semillas a una remota zona deforestada de la región amazónica. Se transportaron en una caja de madera biodegradable de más de 1m³ y 300 kg. Luigi se sumergió a 300 km/h.

Las semillas recogidas para el proyecto tienen un índice de germinación superior al 95 por ciwnto y no requieren ninguna intervención humana para germinar.No cuesta trabajao imaginarse los satisfactorios resultados que tendrán  la altruista acción.

Los ecosistemas forestales tienen la capacidad de disminuir el efecto invernadero a través de dos procesos relacionados al ciclo del carbono, la fijación o captura de carbono y la reducción de emisiones debidas a la deforestación y degradación forestal.

Los bosques durante su crecimiento absorben el bióxido de carbono (CO2) de la atmósfera y lo convierten en carbono que se almacena en su tronco, raíces y hojas. Adicionalmente queda carbono almacenado en el suelo, en la materia orgánica al ras del suelo (hojarasca) y en los árboles muertos.

Este proceso en el que los bosques capturan carbono de la atmósfera contribuye a la mitigación del cambio climático. Un bosque que crece está catalogado como un sumidero de carbono.

De forma inversa con la destrucción de un bosque o su degradación se libera hacia la atmósfera el carbono que alguna vez fue almacenado, contribuyendo a agravar el problema del cambio climático. Se estima a nivel mundial que el cambio de uso de suelo es una de las fuentes más importantes de Gases Efecto Invernadero (GEI).

Además, los árboles producen oxígeno, purifican el aire, forman suelos fértiles, evitan erosión, mantienen ríos limpios, captan agua para los acuíferos, sirven como refugios para la fauna, reducen la temperatura del suelo, propician el establecimiento de otras especies, regeneran los nutrientes del suelo y mejoran el paisaje.

Los árboles eliminan el tipo de contaminación del aire más peligroso para nuestros pulmones: el material particulado. Esta contaminación la produce la combustión de carburantes fósiles, y puede alcanzar concentraciones peligrosas en las ciudades más grandes, así como en los vecindarios cercanos a las autopistas y las fábricas.

Las hojas de los árboles filtrarán esta contaminación peligrosa, pero solamente si se plantan cerca de las personas que los necesitan; la mayor parte de la filtración se produce a menos de 30 metros de un árbol. Más árboles en las ciudades, especialmente en vecindarios de bajos ingresos cercanos a las autopistas y fábricas, pueden reducir padecimientos como el asma y las enfermedades cardíacas que causan el cinco por ciento de las muertes en todo el mundo.

Los restos de madera en el suelo de los bosques, una característica que, proporciona un magnífico hábitat para todo tipo de vida.

La cifra aproximada de oxígeno que un árbol puede producir al día estaría alrededor de los 320 a 360 litros en 24 horas.

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