A tan solo cuatro años de la desaparición física de Eusebio Leal Spengler, su legado vive en cada rincón de La Habana que ayudó a restaurar y preservar.
Los edificios coloniales, las plazas y las calles adoquinadas recobraron su esplendor gracias a la visión y esfuerzo del Maestro, convirtiéndose en testigos silenciosos de la historia cubana.
Su trabajo no solo consistió en preservar el patrimonio, sino en educar. Eusebio Leal fue un narrador y orador incansable, convencido de que la historia debe ser vivida y compartida.
Entre sus obras sobresale La luz sobre el Espejo, que constituye una recopilación de discursos, intervenciones, conferencias y entrevistas impartidas sobre la historia y la cultura de la mayor de Las Antillas.
Carlos Manuel de Céspedes. El Diario Perdido, incluye documentos inéditos y nuevos textos de referencia y su testimonio Para no olvidar recoge la extraordinaria labor desarrollada a lo largo de varias décadas por la Oficina del Historiador, para la restauración del Centro Histórico de la capital cubana, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1982.
Como director de dicho organismo, Leal asumió la restauración del Capitolio Nacional y del Palacio de los Capitanes Generales, hoy sede del Museo de la Ciudad de La Habana.
A su vez, estableció el proyecto Rutas y Andares con el objetivo de impulsar el turismo sostenible y promovió la formación de jóvenes en el campo de la historiografía, la restauración y la preservación.
Eusebio Leal Spengler falleció a la edad de 77 años, el 31 de julio del año 2020, pero las calles de La Habana aún conservan las huellas de sus pasos, recordándonos que la historia no es solo un relato del pasado, sino una guía para construir un futuro mejor.
Sus restos descansan en el Jardín Madre Teresa de Calcuta, al fondo de la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en La Habana Vieja. A Leal lo recordaremos más allá de las paredes restauradas, por su fervor y amor a la ciudad que tanto atesoraba, sobre la cual expresó:
Es cierto que todo me ha llevado siempre a La Habana. Han sido realmente muchos años de trabajo y de empeño. No me arrepiento. Si hubiera otra vida que esta que conocemos aquí abajo, mi alma vagará eternamente por La Habana. Ha sido el mejor de mis amores, la mejor de mis pasiones, el mayor de mis desafíos. Realmente no sé por qué siempre vuelvo misteriosamente a ella, en la luz y en el silencio, en la vida y en el sueño.
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