Tras un recurso humano sostenible en el tiempo

Como parte de los procesos de innovación organizacional en los centros de trabajo, un papel esencial lo desempeña la fuerza laboral. El recurso humano, más allá de las condiciones de aseguramiento para la actividad específica de cada lugar, decide.

Y decide porque sin preparación, motivación y un correcto uso de las potencialidades de cada trabajador, tampoco se avanza.

Por eso, en estas reflexiones pretendemos llamar la atención sobre los nuevos ingresos a la vida laboral, o sea, los recién graduados o conocidos como los jóvenes adiestrados que no siempre le damos el valor apropiado porque pensamos que como inician su vida como trabajadores no tienen mucha experiencia que aportar, y es ahí donde generalmente nos equivocamos.

En las condiciones que vive el país, cada nuevo recién graduado que llega a nuestros centros, es como bocanada de oxígeno. Porque no solo llegan con la impronta de querer aplicar lo aprendido durante el período universitario de formación, sino que es una realidad que casi todos llevan consigo competencias profesionales que sintonizan perfectamente con las nuevas exigencias de la tecnología.

Aprovechar ese potencial, que es un arte también si se logra combinar experiencia y juventud, camino recorrido con nuevas miradas para asumir soluciones o sistemas de trabajo, siempre nos llevará por el sendero de fomentar el conocimiento.

Es más, si logramos integrar a una representación de esos adiestrados a nuestros grupos técnicos asesores o de expertos, no solo estamos creando las condiciones para recibir una actualización directa de cada uno de ellos, sino que además creamos condiciones para motivarlos, formarlos, capacitarlos y para visualizar a los de mayores posibilidades e integrarlos a las reservas para desempeñar diferentes responsabilidades.

Desgraciadamente no es lo que sucede con habitualidad. Porque los mismos decisores subestiman a nuestros egresados, atribuido al hecho de que aún no tienen experiencia suficiente.

No se valora la oportunidad, y se obvia el hecho de que algún día también nosotros nos iniciamos en nuestra vida laboral y necesitamos de las mismas oportunidades y que se nos tuviera en cuenta como parte del proceso de enseñanza y adiestramiento.

No por gusto a nivel de Gobierno se ha llamado a identificar a los estudiantes que se gradúan con Título de Oro en sus respectivas especialidades, porque ahí está una cantera de conocimiento con la que podemos trabajar a mediano y largo plazo.

En momentos donde la estabilidad de la fuerza laboral está en la ¨cuerda floja¨ en no pocos colectivos, tomarse en serio el seguimiento y la atención a nuestros adiestrados constituye el primer paso para contar con un recurso humano sostenible en el tiempo, que nos asegure vitalidad y también resultados con mayores conocimientos y la incorporación de la ciencia.

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