Por: Aroldo García Fombellida
Hace hoy una semana exacta, la furia de la naturaleza, quiso borrar todo vestigio de vida en el municipio de San Antonio del Sur, de la provincia de Guantánamo, localizado en el extremo sureste de Cuba.
Y sobrecoge, sobrecoge mucho. Pero en San Antonio del Sur, comienzan a restañarse las heridas, y como el sol de cada mañana, la fuerza unida de sus humildes pobladores, los hace despertar de esta pesadilla.
No están solos. Los acompaña toda Cuba, cargada de solidaridad. Bien lo sabe, como todos aquí, la familia de Roberto Matos, chófer de un viejo auto Lada, perteneciente a la empresa Taxis Cuba, cuya misión principal es trasladar a los pacientes que necesitan hemodiálisis, en el Hospital de Guantánamo, su esposa, Idalvis Bertot, enfermera en el hospital municipal de San Antonio del Sur, y Sergito, uno de sus hijos, a quienes el amanecer del lunes veintiuno de octubre, les será muy difícil olvidarlo.
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