Enfermeras cubanas en Venezuela

? Salvar, con el blanco inmaculado de la Enfermería

Hace 40 años que Norma Mora Ramírez viste el blanco inmaculado de la Enfermería. Muy temprano aceptó la vocación de curar a otros y acaparó el conocimiento y la ternura necesarios para hacerlo.

Hoy, cofia en ristre, reparte salud en el Centro de Diagnóstico Integral “Alberto Granados” en la zona caraqueña de El Limón. Como antes en Bolivia o en Emiratos Árabes Unidos, o en su Cuba, la Licenciada Norma Mora mantiene la mano firme y el corazón abierto de los enfermeros cubanos.

Mi primera misión internacionalista la cumplí en Bolivia, desde el año 2008. Tuve la oportunidad de trabajar en Valle Grande, en la Ruta del Ché. Allí conocí a varias personalidades, entre ellas a la enfermera que bañó al Ché tras su muerte. Para mí fue una experiencia única.

Años más tarde y por sus conocimientos de idioma Inglés, la seño Mora enfrentó los embates de la COVID-19 en Emiratos Árabes Unidos.

Estuvimos en un hospital de campaña por algunos meses. Nos fue muy bien y contribuimos a salvar muchas vidas. Era la primera vez que Cuba enviaba personal de la salud a ese país.

Pero no fue esa la única ocasión en que Norma miraría de frente al nuevo coronavirus.

Apenas llegué a Venezuela, Cuba necesitó de nuestra ayuda. Me enviaron para Ciego de Ávila y allí trabajamos. Fue muy difícil, pues muchos compatriotas fallecieron. Poco a poco, pudimos estabilizar la situación en esa provincia.

El caso que no olvido fue aquí, en Venezuela. Llegó al CDI una señora, ya en proceso de parto. Tuvimos que extraer la criatura en el mismo carro que la trajo… y fue complejo, porque la niña venía con 2 circulares en el cuello. Pero la salvamos, a ella y a su mamá.

Tanto tiempo después, en Norma Mora Ramírez se agolpan las anécdotas con finales diversos: los que advierten cuán necesaria es la mano firme y de lo imprescindible del amplio corazón de los enfermeros cubanos.

Cuatro décadas después, la internacionalista, la de la cofia en ristre, recuerda agradecida a la niña que aceptó el sacerdocio de curar a otros con el blanco inmaculado de la Enfermería.

“Me siento una persona realizada. Gracias a que soy enfermera, he cumplido muchos de mis sueños.”

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