Manzanillo, Granma. – Ningún detalle sobre el 10 de octubre de 1868 y el patricio Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de las gestas libertarias en Cuba, escapa a la memoria César Martín García.
A sus 70 años, el historiador granmense guarda lo acontecido en el Altar Sagrado de la Patria con venerado respeto y lo relata desde admirable precisión, nacida en el centenario de la fecha, cuando Fidel lideró la velada e inauguró el hoy Parque Museo La Demajagua, Monumento Nacional.
Entonces con 15 años, Martín García fue uno de miles de presentes en el acto, que le encandiló los amores revolucionarios y después lo enlazó para siempre al ser, por tres décadas, director de la institución.
“Maravilloso, desde el punto de vista de la arquitectura que se inauguraba en el sitio. Es la arquitectura simbólica de la Revolución, diseñada por el arquitecto Fernando López.
– ¿Qué la distingue?
– “Es una arquitectura de piedras contra piedras, es decir, parte de rajones que se fueron ubicando a lo largo de los primeros diez pilones, enchapado en lajas y entre rajados, que dan inicio a la entrada al parque.
“Gracias al pedido personal al querido Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, después se sumaron 122 para que el sitio quedara un poco más protegido y así quedó, oficialmente inaugurada, el 27 de julio de 2003, la cerca perimetral.”
El historiador granmense César Martín García afirma que cada piedra colocada en el Parque Museo, cuya área supera los 30 mil metros cuadrados, la campana (de 204 libras y media de peso que corona triunfal el muro), las ruinas del ingenio y el emblemático jagüey significan la fortaleza de la Revolución cubana.
“Primero el arquitecto Fernando López le pidió a Celia Sánchez que, en esa parte más alta donde estaba el triángulo espadaño, él quería poner la campana original. Ocurrió el 30 de agosto de 1968, cuando culminan las labores de construcción del parque, iniciadas el 21 de julio del propio año.
“Le distingue ese tipo de ubicación de piedra sobre piedra que va caminando el visitante a lo largo de 140 metros hasta llegar al área trapecial, a la izquierda donde están ubicadas las banderas cubana y la de Céspedes.
“Después se sale de esa área y llegamos al muro, que mide poco más de 64 metros de largo y simboliza, a decir de mí, la Isla de Cuba desde el punto de vista geográfico. Lo dividen seis nervios: es como si habláramos de igual cantidad de provincias que antes tenía nuestro país.”
Merecedor de la Réplica del Machete mambí de Máximo Gómez, que entrega la Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), el historiador Martín García asevera que “siempre hay que defender a Cuba, más aquí, desde la raíz de la Revolución, Manzanillo, desde Demajagua que es de lo más sagrado de la Patria.
“El día que dejemos de luchar no estaremos pensando en Céspedes ni en Martí, su continuador, ni en Fidel que, al decir mío, son los dos hijos más grandes del Padre de la Patria. A Fidel hay que recordarlo siempre para que sigamos lo que tanto defendió con su corazón, con su verbo y con su pasión.”
En el aniversario 155, el próximo 10 de octubre, el historiador granmense César Martín García César regresará a La Demajagua para renovar sus votos de lealtad a Carlos Manuel de Céspedes. Y cuando los rayos del sol asomen por entre las cumbres del Turquino, vibrar de pasión para continuar guardando en el alma los recuerdos más entrañables de la Patria.
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