Cuenta el investigador de la radio en Cuba, Oscar Luis López, que no pasó mucho tiempo después de que Gaspar Pumarejo sacara la primera señal de televisión en Cuba a través de Unión Radio Televisión para que comenzaran los encontronazos de intereses y la competencia comercial.
El monopolio no estaba dispuesto a permitir que, por una osadía imprevista, se desintegrara su sólida estructura. Sabía que el nuevo competidor (Pumarejo), no podría sostener a largo plazo las enormes exigencias técnicas, artísticas y económicas que supone un sistema comercial de televisión.
Forzado por los acontecimientos, el clan de los hermanos Mestre modificó sus planes y también se lanzó a la aventura de la imagen, y puso a funcionar todo su mecanismo comercial y financiero.
El 18 de diciembre de 1950 (es decir a escasos dos meses después del acontecimiento de Pumarejo con su canal Unión Radio Televisión), los Mestre inauguraron el Canal 6 CMQ Televisión.
Entonces comenzó la competencia, una competencia estrictamente comercial, donde no hubo superación artística, ni búsqueda de fórmulas estéticas.
Fue una pugna por ofrecer mayores facilidades a los anunciantes, se trataba de cederle la iniciativa a las agencias publicitarias y así se sostuvo la televisión, más con comerciales que con programas.
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