Otra de las figuras importantes dentro de la historia de la radio en Cuba, fue Pablo Medina, nacido en Matanzas, el 25 de octubre de 1895, y se educó en México. En numerosas oportunidades viajó a los Estados Unidos donde fue viajante comercial y recorrió diversos estados.
Esto le dio no solo el dominio de cómo hablaban los norteamericanos el inglés, sino de los distintos acentos y modismos que se emplean en diversos estados de la Unión.
A pesar de esto, Medina conservó siempre su personalidad criolla. Era el clásico cubano, jovial y franco, propicio a la broma y a la risa.
Gran amante de lo español, era igualmente un apasionado de la música y un profundo conocedor de compositores, artistas y autores famosos, de los cuales recordó siempre la anécdota oportuna o el pasaje interesante.
Estudió solfeo y violín. Según él, la flauta la aprendió a tocar sin maestro. Aficionado al teatro, era jefe de ventas de una importante industria láctea cuando se incorporó al primer cuadro radio-teatral de la Hora Múltiple.
Además de actor, Pablo Medina recitaba, decía monólogos e improvisaba, con ingeniosa chispa, cuentos y comentarios humorísticos. Al comenzar a trabajar en programas de radio como productor independiente, se convirtió en una figura popular, y pronto se destacó en el ambiente por dos características que conservó hasta el fin de sus días: la divulgación de la música sinfónica, (especialmente las obras de Beethoven), y la forma desenfadada, un tanto cínica, en que se conducía siempre ante el micrófono.
Enemigo de toda formalidad, se burló siempre de quienes lo practicaban.
Pablo Medina, sintió placer en combinar su cultura con el buen humor y el más franco criollismo. En sus programas había siempre buena música, comentarios de literatura, de arte, de filosofía, charlas amenas, poesía seria y humorística: era una verdadera enciclopedia parlante. pero lo hacía todo en broma.
Escuche este episodio en nuestro canal de iVoox: