Cuenta el investigador e historiador de la radio en Cuba, Oscar Luis López que en los últimos meses de 1958, las tensiones políticas y sociales en nuestro país se agravaron al punto de que las emisoras de radio fueron tomadas por la policía batistiana.
Ante tal panorama de inseguridad, la mayoría de los programas de radio y televisión prácticamente se realizaban bajo la estricta vigilancia policial.
Pero a pesar de todo, en algunas agencias de publicidad, grupos clandestinos ayudaron a la Revolución con la obtención de ropa, medicinas y equipos de radio los que fueron enviados a la Sierra Maestra.
Fotografías, impresos y proclamas en apoyo a la lucha insurreccional fueron reproducidos y distribuidos como forma para la obtención de fondos económicos para la acción.
Aun muchos recuerdan que cuando la dictadura batistiana organizó una Carrera Internacional de Autos, el famoso campeón mundial argentino Luis Manuel Fangio fue secuestrado por una célula clandestina del Movimiento 26 de Julio.
Fangio fue atendido cortésmente y puesto en libertad después del evento. Este golpe, de repercusión internacional, fue planteado y ejecutado por elementos conocedores del efecto de propaganda ante la opinión pública nacional e internacional.
Similar acción fue aquella que impidió que el humorista argentino Pepe Biondi realizara su programa de televisión.
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