Recuerdos del aire: El teatro vernáculo y la radio cubana (43)

En su libro La Radio en Cuba, su autor, Oscar Luis López, nos dice que la decadencia del Alhambra comienza en los años 30, y el género cobra vida en el Teatro Martí con nuevos nombres y estilos.

Con la expansión radial en año 1935, se eclipsa el teatro Martí, al absorber la radio los valores del teatro vernáculo con sus autores e intérpretes, entre los cuales se destacan, entre otros, Garrido y Piñero, pareja de actores de mucha simpatía popular que se convierte en el dueto mejor pagado en la historia radial.

El gallego del teatro bufo se fue transformando en pequeño comerciante o en el encargado del solar más vinculado a los conflictos de la cubanidad que a sus lejanas querencias de la península de la que vino.

Y de aquel negrito «catedrático» que alardeaba de una palabrería intrascendente, fue surgiendo en el teatro Martí un negrito que vendía churros, maní o tamales.

En su fase final, el «gallego» y el «negrito» tomaron una nueva dimensión social por la transformación que les dio la radio. Se convirtieron en índices de la rebeldía política cuando Sopeira organizó aquellas divertidas campañas de Chicharito Alcalde, en una sátira con risa oposicionista que aplaudió a toda la población cubana.

Y todo esto en los duros momentos de la tiranía de Gerardo Machado que impuso una rígida censura de prensa.

Cuando sólo las voces radiales rompían el forzado silencio, se acuñaba una frase que era una sentencia popular: ¡La calle está dura!

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