Retomando los tres vértices del conocido triángulo que mencionamos hace ya algún tiempo y que estaba formado por, uno, las cadenas de transmisión; dos, los anunciantes, y tres, las agencias de publicidad, este mecanismo concentró su la triple fuerza en la creación del Festival de la Publicidad.
Según nos cuenta el investigador Oscar Luis López en su libro La Radio en Cuba, profesionales de la comunicación acudieron a este evento anual, bajo los auspicios de la Asociación de Anunciantes de Cuba y dirigentes de la Escuela Profesional de Publicidad, además de magnates, artistas, técnicos y periodistas, es decir, todas las ramas del complejo industrial de la propaganda.
Entre una cena lujosa, finos licores y el cadencioso ritmo de baile en la pista de Tropicana, se procedía a otorgar los premios anuales a los programas, artistas y anunciantes que se honraban públicamente con el galardón por haber sido los más destacados del año.
A favor de este evento de la publicidad se debe decir que tuvo la intención de mejorar las técnicas en todos los campos de la comunicación lograda en muchos aspectos a pesar de sus métodos, influidos por la manera de hacer estos eventos en los Estados Unidos.
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