Sobre cosas que sucedieron en la historia de la radio en Cuba, el investigador Oscar Luis López nos cuenta que mientras los “comentaristas” de la prensa amarilla de hace muchos años convertían el chisme en una institución, muchos artistas serios y actrices de una estricta moralidad, se quedaron relegados a planos secundarios, por no estar dispuestos a participar de ciertos y determinados manejos de dudosa moralidad.
Asistir a un cine o a un cabaret con personas allegadas; almorzar eventualmente con un compañero de trabajo, significaba el tener que soportar la publicación de un “chismecito” con las más atrevidas suposiciones e indecorosas alusiones personales, con una absoluta falta de respeto para sus vidas privadas.
Y así, todo el ambiente radial poco a poco fue sumergido en ese ambiente de la publicidad más morbosa, sin que existiera respeto hacia los artistas.
Cuando no había motivo para hablar de alguien o de algunos (o algunas), se le inventaba. La opinión pública comenzó a hacerse una imagen negativa de todo el sector radial, y ante la presencia de lo excéntrico y lo turbio, la gente empezó a olvidar que en el sector radial había también una mayoría de personas decentes, estudiosas y progresistas.
La crónica y sus seudo-cronistas se convirtieron en un ejército presto siempre a decir sobre los artistas lo que no era real.
Escuche este episodio en nuestro canal de iVoox: