Recuerdos del aire: Crónica de radio (65)

Según el investigador Oscar Luis López, fue una característica en la radio cubana de hace años, que cuando un gobierno intentaba mejoras o reformas en cualquier sector profesional, era usual contar con el asesoramiento de algunos de los miembros del sector radial, aquellos profesionales de una capacidad demostrada a través de sus carreras.

Los periódicos también escogían cuidadosamente a sus críticos de arte.

Para firmar una columna de crítica musical o de artes plásticas, era necesario poseer una reconocida actividad en esos medios.

En las crónicas de teatro y de cine siempre se ha exigido un mínimo de conocimientos técnicos, de cultura y preparación para emitir criterios.

Pero en el caso de la radio, la actitud de los directores de periódicos en relación con las crónicas de radio, una oscura razón de rivalidad dio cabida en todos los periódicos a cualquier desconocedor del medio que, sin ser ni periodista ni experto en asuntos radiales, se autoproclamaba “Cronista de Radio”.

Y después, con una irresponsabilidad editorial inexplicable, los periódicos vendían páginas completas a estos improvisados periodistas, que dueños del espacio que pagaban y les imprimían, le restaban el verdadero valor a la categoría técnica, cultural y social de la radio.

Cualquier desconocedor de la radio pudo publicar su “Crónica de Radio” en los periódicos de mayor circulación.

Se dio el caso de periódicos que tuvieron a dos columnistas en una misma página, y mientras uno elogiaba a un artista, el otro lo atacaba despiadadamente, en una competencia de mediocridad periodística.

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