La historia de la radio en Cuba cuenta que hace muchos años existió la Agrupación de la Crónica Radial y que logró sostenerse mediante socios protectores como emisoras y anunciantes, a quienes les convenía la existencia de vehículos de promoción para sus programas.
Al terminar cada año, los miembros de esa Agrupación seleccionaban los que consideraban los mejores programas de radio y en número reducido, entregaban a los premiados unos trofeos.
Al principio, no pasaban de veinte los premios otorgados. Al disminuir, gradualmente, el interés de los que brindaron su auspicio al evento, los fondos económicos cada vez fueron menos.
Y así, poco a poco, este intento de festival de la radio entró en crisis: en el último año de su existencia, la Agrupación de la Crónica Radial no pudo entregar trofeos anuales por carecer de fondos con que cubrir su costo.
Ya por esa época habían surgido algunos jóvenes comentaristas radiales. Prácticamente en todas las revistas y periódicos de interés general se incluían secciones dedicadas a comentar sobre la radio, con reportajes, fotos y entrevistas. Era cada vez mayor el número de personas que escribían sobre temas radiales.
Cuando estos nuevos elementos solicitaban su ingreso en la Agrupación de la Crónica Radial se les negaba bajo el pretexto de que no son periodistas colegiados, argumento este falso pues dentro de esa Asociación había miembros que no pertenecían al Colegio de Periodistas.
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