El 6 de octubre de 1976 un avión de Cubana de Aviación fue objeto de un sabotaje que lo hizo estallar en pleno vuelo cerca de las costas de Barbados, provocando la muerte de todos sus tripulantes y pasajeros, entre ellos, el equipo de jóvenes cubanos ganadores del Campeonato Centroamericano de Esgrima, que tuvo por sede a Venezuela, y otros viajeros guyaneses y coreanos.
En esa lista estaban los santiagueros Virgen Felizola, Santiago Hey Pérez, José Fernández Garzón, y otros talentos de todo el país.
A 48 años del vil atentado los familiares de las 73 víctimas, y los pueblos cubano, guyanés y coreano, siguen reclamando justicia. Los principales culpables aún no han sido sancionados y continúan su carrera criminal.
Malhechores que concibieron, planificaron y dirigieron acciones homicidas desde los años sesenta, cuando empezaron a practicar el terrorismo a sueldo de la CIA en varias partes del mundo, entre ellos se encuentran dos de los principales protagonistas, los desaparecidos Luís Posada Carriles y Orlando Bosh.
Por eso Cuba posee sobradas razones y la fuerza moral suficiente para reclamar justicia por ese crimen, mientras el expediente de Barbados permanezca sin concluir, los familiares y el pueblo cubano no descansaran hasta que se logre castigar a los responsables de ese flagelo.
A pesar de ese trágico suceso, los sabotajes no han podido amedrentar a los deportistas antillanos que han encontrado en representar al país una manera de demostrar su apego al proyecto social cubano, muestra de ello fue la buena actuación de varios atletas en los eventos del recién concluido ciclo olímpico, etapa donde hizo historia un digno representante de las cuatro letras , el gladiador pinareño de la división de 130 kilos Mijain López, atleta que logró su quinto título en la cita de Paris 2024.
Más de cuatro décadas después del Crimen de Barbados, cabe recordar este 6 de octubre, uno de los fragmentos del discurso del líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, en el acto de despedida de las víctimas del terrorismo de Estado: Cuando un pueblo enérgico y viril llora la injusticia tiembla.
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