Cienfuegos, Cuba.- El pueblo cienfueguero y en especial el del Consejo Popular de Caunao siente satisfacción al ver regresar los restos de uno de sus hijos, Ramón Jáuregui Díaz, miliciano del Batallón 339, mártir del combate de Playa Girón, el 17 de abril de 1961 y que estaba desaparecido.
A 62 años de la victoria de Cuba ante la brigada mercenaria pudieron identificar los restos mortales, del combatiente que al morir solo tenía 20 años de edad. Fueron trasladados desde el Museo Memorial Girón, de Matanzas hasta la Casa de Cultura de Caunao, donde le rindieron tributo póstumo.
Posteriormente, con todos los honores del héroe, lo llevaron al Cementerio Tomás Acea, de esta ciudad, Monumento Nacional, para custodiarlo e inhumarlo este viernes 7 de julio, en el Panteón a los caídos por la defensa de la Patria.
Roberto Karles Albanés, Presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en la provincia comentó a esta periodista que cumplen el deseo de una madre, quien no pudo darle el último adiós a Ramón porque no sabíamos dónde lo habían enterrado.
“Gracias a un arduo trabajo del grupo de especialistas, reconoce, fundamentalmente de Antropología y Medicina Legal se han podido identificar plenamente los restos del combatiente Ramón Jáuregui Díaz y haberlos trasladado es un gran honor para el pueblo cienfueguero.
“A ello se une el agradecimiento al pueblo de Matanzas, que despidió a Ramón, como a su propio hijo”.
La familia estaba impactada porque su cadáver no lo habían encontrado confiesa la sobrina Mirna Jáuregui, de 62 años de edad, quien siempre estuvo al tanto de las investigaciones.
“Con tremendo pesar, dijo, de que sus más allegados no estuvieran hoy para saber que los restos fueron hallados e identificados. Sus padres y hermanos todos ya murieron”.
Hallaron los restos en una zanja durante el mes de agosto del año 2019, cuando restauraban el Hotel Girón, específicamente en la Cabaña No. 7, desde entonces transcurrían los trabajos investigativos.
De acuerdo con el primo, Jorge Luis Alejo Jáuregui los familiares viajaban a Playa Girón indagando sobre los restos: “La mamá, Angélica y el padre, Alejandro regresaban llorando. Fueron siete u ocho veces a Girón y no lo encontraron”.
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