Un total de 45 fincas familiares distribuidas en municipios de varias provincias cubanas, integran el proyecto Ecovalor, una iniciativa del Fondo de Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés) enfocado en propiciar la generación de beneficios ambientales múltiples, sustentados en la valoración económica de bienes y servicios ecosistémicos.
La iniciativa que se concentra en 1953 hectáreas (ha) implica importantes retos para transformar métodos productivos, mediante el uso y manejo adecuado de los suelos y la incorporación de elementos de la economía al medio ambiente, la conservación y protección de los recursos ecológicos, asuntos refrendados en el plan de la Agenda 2030, que reconoce entre sus prioridades el equilibrio entre el capital natural y el financiero.
Según información ofrecida por el Doctor en Ciencias, Miguel Soca Nuñez, investigador titular y especialista de políticas agrarias de la Dirección de Suelos y Fertilizantes del ministerio de la agricultura, esas áreas están distribuidas en cinco Cooperativas de Créditos y Servicios, dos Unidades Empresariales de Base, igual número de granjas y una Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC).
El experto precisó que se trabajó en el cultivo del tabaco, hortalizas, raíces y tubérculos, plátano, granos, pastizales, entre otros en 15 tipos de suelos diferentes.
El proyecto Ecovalor inició en el año 2018 para beneficio de áreas productivas de municipios de Pinar del Río, Matanzas, Villa Clara, Las Tunas y Holguín.
Según trascendió en una de las sesiones teóricas de conclusión del proyecto, financiado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ejecutado por el Centro Nacional de Áreas Protegidas, son palpables los resultados en estos seis años.
Dentro de los impactos sobresalen el manejo sostenible de más de 532 mil 680 hectáreas de bosques de alto valor para la conservación en cinco empresas forestales del país, a lo que se une la elaboración validación y aprobación de la primera metodología destinada a la evaluación de la degradación de bosques en Cuba.
La publicación de varios libros, de manuales de buenas prácticas agropecuarias, la capacitación de productores, decisores, la entrega de equipos y maquinarias para humanizar el trabajo agrícola e incrementar los rendimientos por hectáreas, son otros resultados palpables.
Otro de los beneficios fundamentales ha sido el mejoramiento de suelo en 2376.10 (ha) en tanto se logró insertar en el aspecto legal de muchos sectores, la valoración económica de los servicios ecosistémicos, entre ellos, en la Ley del Sistema de Recursos Naturales y de Medio Ambiente.