Codo con codo protagonizaremos hoy nuestra Marcha del Pueblo Combatiente.
No es exactamente la misma generación la de hoy, pero es la continuidad; tampoco somos los mismos cubanos que hemos desfilado en innumerables ocasiones en Marchas del Pueblo Combatiente, pero sí los que asumimos, como entonces, la defensa de valores y principios que ratifican nuestra soberanía e independencia; somos la misma nación que se levanta para demandar el cruel, inhumano y genocida bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos que por más de sesenta años ha pretendido ahogar a nuestro pueblo y su resistencia afectando a padres, abuelos, niños; somos los patriotas que cabalgamos cual escudo humano de dignidad y heroísmo, para exigir la exclusión de nuestro país de la unilateral y espuria lista de naciones que supuestamente patrocinan el terrorismo.
Marchamos por la Patria, por la defensa de valores en los que creemos y defendemos, por el derecho a la paz y la libertad, por la defensa de nuestras familias, por el recuerdo y compromiso con nuestros héroes y mártires de la Patria, por la dignidad y el decoro, por preservar la Paz, por el recuerdo y compromiso con quienes cayeron en misiones internacionalistas, por creer firmemente en un mundo mejor posible; marchamos por la memoria de nuestros muertos, por la defensa del pedacito donde vivimos, por nuestros vecinos que batallan cada día para vencer imposibles y pasarles por encima a las adversidades.
Marchamos por la hidalguía que heredamos de nuestros mambises, porque la historia nos enseñó que al enemigo jamás podrá dársele ni un tantico así; marchamos porque nos asiste el sagrado derecho a escoger el destino de la Patria y porque nuestra filosofía de combate sigue siendo la de que “aquí no se rinde nadie”.
En medio de tantas vicisitudes, duras batallas económicas, permanente acoso financiero y comercial, restricciones al país para cortarle el necesario ¨oxigeno¨ a su economía, el espíritu de resistencia de nuestras familias para enfrentar su día a día, las carencias del transporte porque el bloqueo imperial «corta» fuentes de financiamiento y el acceso a piezas de repuesto; la estirpe de Maceo, el ideario de José Martí, la capacidad, visión y valentía de Mella, Frank y otros tantos jóvenes de la Generación del Centenario, el ejemplo de los expedicionarios del Granma que conquistaron la Sierra y bajaron victoriosos, la vanguardia de Camilo y Che, el ejemplo permanente que nos legó Fidel en su concepto de Revolución, y el espíritu siempre inspirador de Raúl con el pie siempre en el estribo, son razones más que suficientes para desfilar hoy en Marcha del Pueblo Combatiente, es como rendirle tributo a una historia más grande que todos nosotros mismos, cabalgar una vez más junto al líder histórico de la Revolución, y levantar, como otras tantas veces, nuestro puño apretado, para ratificar que en esta tierra no se rinde nadie.
Como ayer y siempre, es una realidad la frase martiana:
Quien se levanta hoy por Cuba, se levanta para todos los tiempos.