Belmopán, Belice- Cuando este domingo 12 de febrero, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, arribe a tierra beliceña para realizar una visita oficial, por primera vez un Jefe de Estado cubano estará en la pequeña nación centroamericana con costas en el Mar Caribe, y fronteras con México y Guatemala.
Sin embargo, los pueblos de Cuba y Belice permanecen desde hace siglos unidos por la historia, la cultura y la amistad. Este es uno de los países donde vivió el Héroe Nacional José Martí. Fue en 1863, con solo 10 años de edad, que el niño José Julián visitó esta nación acompañado por su padre Don Mariano.
En pleno siglo XX, su mejor discípulo, el Comandante en Jefe Fidel Castro, impulsó la colaboración especialmente en materia de salud. La Habana y Belmopán establecieron vínculos diplomáticos el 15 de julio de 1995, pero ya desde 1990, cuando Cuba comenzaba a transitar por uno de sus periodos económicos y sociales más difíciles, la isla caribeña ya había iniciado en Belice su cooperación.
Desde entonces, más de mil colaboradores cubanos han brindado sus servicios y su solidaridad a este pueblo. En esta nación, el idioma oficial es el inglés, pero también se habla español, garífuna, maya-kekchi, entre otros dialectos que reflejan su cultura entrelazada.
En 1840 Belice se convirtió en una colonia inglesa y fue conocida durante muchos años como “Honduras Británica”. Fue en 1981 que obtuvo su independencia política, aunque aún mantiene un Gobernador General que representa al monarca británico.
Llegar a Belice es encontrarnos con la diversidad de nuestra América. En una superficie de 22 mil 966 km² de extensión territorial, habitan cerca de cuatrocientas mil personas. Su biodiversidad es impresionante y el país está situado en el arrecife coralino más grande del mundo.
Fue justamente el paso del terrible huracán “Mitch” por Centroamérica en 1998, lo que generó un incremento de la cooperación cubana en esta tierra, hasta donde llegaron las brigadas médicas con la misión encomendada personalmente por Fidel.
La altruista decisión de Cuba de enviar a sus profesionales de la salud a las zonas impactadas por la tragedia, nunca ha sido olvidada por los beliceños.
Un año después, gracias a la genial idea del Comandante en Jefe, se creó el programa de la Escuela Latinoamericana de Medicina, que acogió a cientos de jóvenes de esta nación de América Central.
No es casual que los beliceños sientan un especial cariño por Cuba y Fidel; es un sentimiento ganado a través de décadas de apoyo y colaboración. Actualmente, laboran en Belice 120 colaboradores de la salud y dos cooperantes del sector del deporte; entretanto, cerca de setenta becarios beliceños se forman en centros educacionales cubanos.
Junto al resto de los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM), Belice ha mantenido su solidaridad con nuestro país en la batalla que se libra desde 1993 contra el bloqueo norteamericano, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como en otros foros internacionales.
La historia y la cercanía geográfica mantienen enlazados a ambos pueblos. El 8 de febrero de 1999, en el Palacio de la Revolución, el gobierno beliceño condecoró al Comandante en Jefe Fidel Castro con la Orden de Belice, máxima distinción de este país.
Años después, en el 2005, el líder histórico de la Revolución cubana, condecoró a George Price, Padre de la Independencia de Belice, con la Orden José Martí.
El 28 de abril de 2022, el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, recibió al primer ministro de Belice, John Antonio Briceño, con quien sostuvo conversaciones oficiales. Ambos mandatarios asistieron a la firma de un memorando de entendimiento entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, y el Ministerio para el Desarrollo Sostenible, Cambio Climático y la Gestión de Riesgo de Desastres de Belice; así como de un acuerdo de cooperación entre los ministerios de Salud Pública de ambos países.
Cuando este domingo Díaz-Canel realice una visita oficial a Belice, que será breve, pero desde ya histórica, entregará el abrazo solidario de un pueblo que aprendió a querer a los beliceños desde las raíces mismas de su Revolución.
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