Aroldo García
Corresponsal de Radio Rebelde
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El Guayabero de Holguín, santa palabra
10 de Julio del 2009, 2:00 p.m.
Holguín, Cuba.- Dicen que, siendo muy pequeño, y con un hogar familiar de extrema humildad, aquel negrito largo y flaco como una caña brava, acompañaba a un tío, que vendía ropas en las colonias cañeras de los centrales Palma, San Germán y Miranda, territorios de la antigua provincia cubana de oriente.
Por cierto, uno de aquellos pequeños pobladitos rurales era nada menos que...¨Guayabero¨. Hasta el nombrado caserío se llegaba atravesando líneas del ferrocarril, cañaverales y guardarrayas.
Guayabero, como la mayoría de las colonias agrícolas dedicada al cultivo de la caña de azúcar, tenía su caserío con un lugar céntrico: la bodega, en su alrededor, ocho o diez viviendas y seguidamente los barracones, donde se hacinaban los inmigrantes haitianos, que durante años vivieron manteniendo las costumbres de sus antecesores esclavos, cuando el colonialismo español dominaba las islas de Cuba y La Española. Guayabero está cerca del poblado de Miranda, hoy central Julio Antonio Mella”, y un poco al norte de otro ingenio...el Dos Ríos de Palma Soriano.
Como en cualquiera de estos asentamientos tan típicos de tales parajes cubanos, en Guayabero había una tienda rural que vendía de todo, y contaba además de estantería y mostrador, con dos mesas en las cuales se servía a los agotados macheteros, luego de su faena en el corte.
Cuentan que una tarde estaba allí un odioso y atravesado ¨guardia rural de la zona, y a quien le habían apodado ¨Familión¨. Todo un personaje, siempre con polainas y machetín a la cintura, para dar planazos a quien se le atravesara. Completaba su atuendo con un enorme revólver 45 atravesado a la cintura, y un fusil Springfield terciado. Como nada pagaba, abusando de su autoridad, como tantos otros de su calaña, Familión fumaba y tomaba tragos a su antojo.
Más o menos así era ¨Guayabero¨...Dicen, juran y perjuran los más viejos de la zona que ese preciso día, y ya con una guitarrita en manos, que le facilitaba un pase de ¨cepillo¨al final, Faustino “tuvo que poner los pies en polvorosa” al insinuar su interés por ¨una trigueñita del alma¨, de la zona, que por desgracias, para el entonces incipiente trovador y cantante a domicilio, era nada menos que la seleccionada por el guardia ¨Familión¨...Y nadie sabe, ni supo jamás, si alguna vez, Faustino volvió a Guayabero.
En realidad, y aunque pasó un susto inolvidable, siguió su recorrido por carreteras, vías férreas y caminos por todo el Oriente y Camagüey, regiones donde componía sus sones y guarachas, con su peculiar manera de tocar y cantar sus letras de doble sentido.
De lo que si no existe ninguna duda u olvido, es que la más antológica de las piezas compuestas por el querido artista, es precisamente ¨El Guayabero. Y tan ligada a Faustino está que el sobrenombre con el que lo conocieron en todo el mundo fue... “Guayabero”.
A Faustino, atendido siempre por las autoridades de su terruño, querido, respetado y admirado sin límites, por todos, se le veía detener el paso por los conocidos parques holguineros, o por los corredores, cuando alguien, especialmente los niños saludaban su andar. Inalterablemente respondía...¨santa palabra.
Faustino Oramas recorrió varios países de América, Europa, y sobre todo, cada rinconcito de su querida Cuba. Pudo asentarse en La Habana, e incluso en plazas foráneas, pero su humildad y apego sin límites al pueblo que lo vio nacer, forjaron sus indeclinables raíces en Holguín.
Son razones de trascendental magnitud para que en el corazón de los holguineros permanezca para siempre, aún con su desaparición física hace dos años, Faustino Oramas Osorio...o sencillamente, El Guayabero...un símbolo de Holguín...y Santa Palabra. |