La estrella de la boina del Che era de bronce
15 de Junio del 2009, 1:42 p.m.

Las Tunas, Cuba.- Al iniciarse el año 1958 se había producido en la Sierra Maestra cierta tregua entre las fuerzas del Ejército Rebelde y las tropas batistianas, sin embargo en los partes del enemigo siempre se hablaba de bajas causadas a los rebeldes, nunca mencionaban las propias.

Así sucedía en la rivera del río Santo Domingo donde operaba la columna del Comandante del Ejército Rebelde Ernesto Che Guevara; el armero y jefe de la guerrilla de la Pata de la Mesa, Oris Zaldívar Hernández recuerda que el esbirro Sánchez Mosquera construía batallas imaginarias frente a los rebeldes asesinando a los campesinos con cuyos cadáveres nutría su hoja de servicios.

Ya por la tarde, Sánchez Mosquera avanzaba y comenzaron a producirse bajas entre ellos mismos por las largas vueltas en medio de aquella empinada cordillera camuflajeada por la vegetación, que le hacía pensar que tenían al adversario al frente.

“Al atardecer se corrió la noticia que hieren al Che y venía cojeando apoyado del hombro de otro compañero, y sucede que le habían herido en un tobillo, precisamente fue Sergio Delvalle quien le sacó la bala”.

“El Che me llama y me dice: Oris quiero me le haga un huequito a la balita esa para ponerle una argollita y colocarla en el cuello como un amuleto”.

“Lo de la estrella fue cuando recibí un mensajero con una orden de Fidel para que hiciera una estrella de Comandante, como yo había pertenecido al Ejército yo sabía las dimensiones que tenía que tener, las facetas, y entonces hice la estrellita de un pedacito de bronce con mil trabajos porque no tenía todos los recursos a mano, pero con mucha curiosidad”.

“Aun yo no sabía para quien era, el jefe la mandó a hacer y yo cumplí; hasta que citan a todo el mundo para allá arriba en la Comandancia y en eso llegó Fidel acompañado de la plana mayor y ahí ascienden entonces al Che. Yo no sé de donde salió la boina negra, sólo se que ese día la usó por primera vez, con su estrellita de Comandante”.

Oris Zaldívar Hernández recuerda que “el Che era un hombre extremadamente sencillo, desprendido de intereses personales, compartía todo lo que tenía, era enemigo de que le fueran a alabar por algo. El no permitía que algún compañero le fuera a llevar chisme de otro compañero... eso engrandecía su persona”, concluye Oris.