Juan Manuel Olivares Chávez
Corresponsal de Radio Rebelde
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El último cubano que habló con Camilo Cienfuegos
23 de Octubre del 2009, 8:50 a.m.
Las Tunas, Cuba.- El guajiro de las llanuras orientales del Cauto, Eusebio González Rodríguez recuerda a Camilo: “una persona alta, delgada; se reía, pero no una sonrisa de burla, tampoco de mucha gracia, sino una sonrisa que la hacía lo mismo dando una orden que en una conversación de amigo o de compañero”.
Eusebio confiesa que el 21 de octubre del año 1959 salió de Ciudad Libertad, en La Habana, junto a otros 28 hombres en un avión con destino a Camagüey, cuya misión era evitar el ultimátum que pretendía dar Hubert Matos. En la nave viajaban los comandantes Camilo Cienfuegos y Cristino Naranjo.
“Camilo se dirige personalmente a mi, que en esos momentos pertenecía a una guarnición de apoyo al Ejército Rebelde y me dice: Tienes que regresar a La Habana otra vez, me entrega tres llaves, dos de los carros y la llave de una garita donde había un prisionero, y me da una nota que decía que debía yo entregar ese prisionero en Torrens, en La Habana y es ahí donde nosotros cruzamos las últimas palabras, pero estas son en el Regimiento de Agramonte. Eso fue sobre las cuatro y media de la tarde y allí estuvimos hasta la despedida, el fue para el aeropuerto y yo por la Carretera Central”.
En marcha por la carretera rumbo a La Habana Eusebio se comunicó por microonda con la torre de control del aeropuerto de Camagüey y esta a su vez con el avión donde viajaba Camilo.
“Iban tres personas Luciano Fariñas que era el piloto, Félix Rodríguez y el Comandante Camilo y es ahí cuando él pone a Camilo y yo le pregunto ¿Qué es lo que pasa?, y entonces me dice: "nos estamos desviando porque hay una tormenta"... y se corta la comunicación, son las únicas palabras que me dirigió.
“De ahí yo continué hacia La Habana y luego de dos horas se oía ya extraoficial que no llegaba Camilo, que no llegaba Camilo, hasta que yo entré tarde en el día, entregué el preso en Torrens y regresé al Estado Mayor. Había una posibilidad y era precisamente mi llegada, porque pensaron que Camilo viajara en las máquinas en vez de la avioneta, muchos de los compañeros estaban allí esperando, pero bueno a partir de entonces se empieza la búsqueda de inmediato por toda Cuba, nosotros cogimos un barco en Batabanó y vinimos por toda la costa, de ahí un avión de reconocimiento, buscándolo todo”.
“Pero hay una llamada de un cayo cercano a las costas de Cuba donde le piden a Fidel Castro que vaya con un médico a recoger a Camilo que estaba herido, ello era una falsa alarma. Hubo una algarabía esperanzadora que corría de boca en boca en la población; yo estaba en el aire todavía, ya después Fidel habló y dijo lo que había pasado”.
“Yo recuerdo a Camilo a diario, las 24 horas en movimiento por la Revolución, por Fidel y diciendo tantas cosas y pensando tanto, porque Camilo dijo: La Revolución está hecha, ahora hay que continuarla, el pueblo de Cuba es el ejército uniformado, la Reforma Agraria se hace para el campesino, para el pueblo de Cuba, todas las cosas que va a hacer la Revolución, es por el sacrificio de los que murieron, que nunca será en vano”. |