Ricardo, el espirituano que salvó a Fidel en el Moncada
Alberto Heredia Hernández
Corresponsal de Rebelde
17
de Julio de 2008, 9:50 a.m.
Sancti Spiritus, Cuba.- Transcurría el mes de julio de 1986, se celebraban por entonces los 33 años de los históricos sucesos del Moncada, en toda la geografía cubana se inauguraban obras sociales de todo tipo, como ya se ha hecho tradición; muchas de ellas con la presencia de los sobrevivientes de aquella acción.
Daniel Amador, un excelente compañero ya desaparecido, quien por aquel entonces era funcionario del Partido Comunista de Cuba en Fomento, me invitó a compartir un rato con Ricardo Santana Martínez, uno de los tres espirituanos integrante del grupo de jóvenes revolucionaros de la generación del centenario.
En la sala de la casa donde se hospedaba, Ricardo nos recibió y rápidamente nos envolvimos en una interesante charla. El movía su sillón lentamente mientras hablaba con naturalidad, luego de rogarme para que no echara a andar mi grabadora, proponiéndome un nuevo encuentro, el cual lamentablemente nunca se produciría.
Su alargada figura, casi quijotesca, su pelo lacio y negro aun, un ralo bigotito unido a los rasgos asiáticos de sus ojos a pesar de su tez trigueña me daba la imagen del clásico cubano.
Contaba de los sucesos de la posta tres del Moncada en aquel amanecer glorioso del 26 de julio de 1953 como combatiente y chofer de uno de los vehículos.
Los hechos
Luego del combate y ante la imposibilidad de completar la toma del cuartel Moncada al fallar el factor sorpresa; Fidel Castro ordena la retirada con el propósito preconcebido de marchar hacia las montañas.
Cuando se emprende la retirada, el líder de la generación del centenario aborda uno de los carros lleno de compañeros, pero, al ver uno de ellos herido en plena calle ordena detener la marcha, le cede su lugar y ordena sálvenlo a él yo sigo a pie.
Fidel sigue a paso apurado calle abajo por uno de los costados del cuartel Moncada, sin lugar a dudas, su idea en aquellos momentos era buscar una vía para llegar a la Sierra Maestra donde se continuaría la lucha.
Ricardo Santana Martínez hace un alto en la conversación que sosteníamos y le dice a un compañero bríndale algo al periodista.
Vuelve a mecer su sillón y continúa la historia vivida en el Moncada: “Resulta que uno de los asaltantes había dejado el carro fuera del alcance de los disparos de los guardias y por ser uno de los últimos en retirarse logra llegar, no sin antes sortear un fuego nutrido”.
Cuando sale calle abajo ve a un uniformado de amarillo, pensó es un guardia, sin embargo, al pasarle cerca dijo:”Coño ese es Fidel “.
Sin pensarlo dos veces frenó y recogió al líder del movimiento quien le dijo dale, vamos ahora para el cuartel del Caney a atacarlo y luego seguimos para las lomas.
El joven logra persuadirlo de que a esa hora ya los guardias de esa guarnición debían estar alertados y eso sería un suicidio. Vamos entonces para la granjita.
Pero, ¿Quién era ese joven que recogió a Fidel? Le pregunté casi desesperado a Ricardo; él, como niño atrapado en una travesura respondió con humildad superlativa “ese era yo”.
Años más tarde, el Comandante en Jefe, conversando con los combatientes hizo esta misma anécdota y preguntó que había sucedido con aquel muchacho y si no hubiera sido por un tercer camarada que se puso de pie y le dijo ese fue Ricardo –Comandante- mírelo allí, el hubiera callado de eso estoy seguro.
Así de sencillo era este hombre Ricardo Santana Martínez nacido en el municipio espirituano de Fomento, el 9 de junio de 1930, hijo de una familia humilde que tuvo que marchar a Artemisa donde se vinculó a la juventud ortodoxa y fue seleccionado para las acciones del 26 de julio por su conducta.
Luego del triunfo de la Revolución, Ricardo mantuvo su línea política como fundador del Partido Comunista de Cuba y una intensa labor en diferentes organismos.
Falleció el 11 de febrero de 1995 y hoy el hospital de su Fomento natal, una de las obras de la Revolución en esta serranía lleva su nombre, como el hijo ilustre que es. |