Dailyn Ruano Martínez
Periodista de Radio Rebelde La Gran Revolución y su legado
7 de Noviembre de 2008, 3:57 p.m.
LA HABANA, CUBA.- Al estremecer la conciencia del proletariado mundial, el 7 de noviembre de 1917, campesinos y obreros de Rusia materializaron la posibilidad de vencer a la burguesía y luchar por el futuro de la humanidad. Acontecimiento que se fija a las páginas de la historia, marca una era de transformaciones en la vida política, económica, social y espiritual de las naciones.
El hecho tuvo lugar en la Rusia regida por el calendario juliano. De ahí el apellido de la Revolución. Lo que para los bolcheviques tuvo lugar el 25 de octubre de 1917 — en correspondencia con el calendario juliano vigente en la Rusia zarista—, el calendario gregoriano lo asume 13 días más tarde.
Lejos de estos ajustes, sin embargo, el arrojo de aquellos hombres y mujeres abre el tránsito del capitalismo al socialismo, sustentado en las ideas de Marx y Engels y en las convicciones de Lenin y otros tantos que entraron en razones similares.
Mucho se ha escrito en torno a este tema. Algunos lo consideran el suceso más importante o trascendental del Siglo XX, otros aseguran que de sus resultados aún pueden continuar apareciendo soluciones beneficiosas al mundo.
Lo que no se puede dudar es que la Gran Revolución de Octubre fue un verdadero movimiento que estremeció al mundo, donde sobresalió el genial papel dirigente de Lenin y su concepción marxista que dio origen al Partido Bolchevique. Una impresionante etapa dentro de la historia de la humanidad, genialmente descrita por el periodista norteamericano John Reed, en su obra cumbre: Diez días que estremecieron al mundo.
Luego de un diagnóstico científico que validaba la necesidad del cambio, por primera vez y de forma colosal, los oprimidos se enfrentaban al poder que los rendía, instaurando un gobierno con y para todos.
El líder bolchevique planteó abril de 1917: “Nosotros queremos transformar el mundo. Queremos poner término a la guerra imperialista mundial, en la que se ven envueltos centenares de millones de hombres [...] y a la que no se podrá poner fin con una paz verdaderamente democrática sin la más grandiosa revolución que conoce la historia de la humanidad: la revolución proletaria”.
Una vez emergida a la sazón de la Primera Guerra Mundial (1914 a 1918), además de darle la batida inicial al colonialismo y provocar de hecho un cambio en el sistema las relaciones a nivel internacional, a partir de 1917; la obra de esta Revolución se convirtió en el faro de todos los proletarios de la tierra.
Puede asegurarse que no ha habido desde aquel momento un accionar militante de los trabajadores en cualquier rincón del planeta que —consciente o inconscientemente—, no haya estado inspirado en el extraordinario ejemplo de aquel octubre.
Muchos fueron los países que vistieron de rojo su suelo a sazón de aquel hecho. Vladimir I. Lenin y sus compatriotas habían plantado la semilla de un épico enfrentamiento en el que aún hoy países como el nuestro perseveran.
El mañana de la clase obrera sigue siendo promisorio.
“Arriba los pobres del mundo…”
|