Motivado por los triunfos de sus coterráneos Roberto Caminero "Chocolatico Pérez", Enrique Regüeiferos, Félix Betancourt y Rolando Garbey, el muchacho, nacido el 20 de mayo de 1952, decidió probar suerte y, un buen día dijo: "Correa, tú puedes ser uno de ellos".

Convencido de que podría lograrlo, se apareció cierta tarde del mes de mayo de 1966 -acababa de cumplir 14 años de edad-, en el gimnasio Los Hoyos, lugar que viera nacer deportivamente a muchos pugilistas oriundos de la ciudad, y comenzó a darse trompadas con cualquiera que le pusieran delante.

Aunque Emilio no era guapo ni mucho menos, sino todo lo contrario, más bien tranquilo e introvertido, sólo tenía en mente una aspiración: "Conquistar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos"

En mano a mano con el redactor, recuerda que en sus dos primeras presentaciones como debió aceptar par de reveses y de ahí en lo adelante tuvo bien claro el significado de un conocido refrán: Una cosa es con guitarra y la otra con violín.

La llegada de Emilio Correa a los planos estelares siempre estuvo colmada de difíciles obstáculos debido a la extraordinaria calidad que encontró en las divisiones de 63,5, 67 y 71 kg.

En 1969, durante la segunda edición del torneo Giraldo Córdova Cardín, enfrentó a uno de los consagrados de entonces, el capitalino Arnaldo "Látigo" Martínez y fue derrotado 4-1.

Al siguiente año, en el propio certamen internacional, alcanzó la victoria 2-1 sobre el búlgaro Hristo Hristov y en la final se midió nada menos que con uno de sus preferidos de antaño: Enrique Regüeiferos, dueño absoluto de la división de 63,5 kg.

Sin embargo, Correa no se amilanó ante su paisano y completó la distancia de los tres asaltos, aunque perdió 3-0. Según confiesa, ese fracaso lo convenció de que podía convertir en realidad sus aspiraciones.

De lleno entre los grandes en la preselección nacional respondió a la confianza depositada en él por los miembros del colectivo técnico cuando lo designaron el hombre de los 67 kg. en la delegación cubana a los Juegos Deportivos Panamericanos de Cali, Colombia (1971).

En la discusión del título continental derrotó al estadounidense Larry Carlisle y sumó a la incipiente hoja de servicios el primer triunfo de envergadura internacional.

La consolidación de Correa tuvo lugar delante de sus parciales santiagueros en el torneo Playa Girón de 1972. En la tierra indómita hizo sentir la fortaleza de los puños y sentó cátedra al derrotar en la semifinal al villaclareño Andrés Molina y en la final a Félix Betancourt.

Ahora no quedaban dudas sobre quién sería el welter cubano para Munich.

En el escenario alemán, sus puños vencieron en orden consecutivo al italiano Damiano Lassandro (5-0), el alemán Manfred Wolke (KO en el segundo), otro germano Gunter Meier (3-2), el estadounidense Jessie Valdez (3-2) y el húngaro Janos Kadji (5-0).

A su juicio, aunque todos los adversarios presentaron férrea oposición, la mayor dificultad la enfrentó contra Valdez en el primer asalto, porque el estilo defensivo lo confundió, pero en los dos siguientes pudo sacar mejor provecho en la pelea de riposta.

Apenas tenía cumplidos los 20 años de edad y regresaba a casa convertido en flamante titular de los 67 kilogramos, una de las divisiones más difíciles del boxeo y, además, como el pionero entre los atletas de Santiago de Cuba participantes.

En años sucesivos (1973-1976) mantuvo la condición de campeón nacional y en 1977, otra vez ante su público santiaguero ganó el título de la división de 71 kg. al imponerse contra el tunero José Gómez. Durante esos cinco años, Emilio además fue titular de los 67 kg. en el Primer Campeonato Mundial, cuya sede resultara Ciudad de la Habana (1974), luego de derrotar por KO en el tercero al estadounidense Clinton Jackson.

El evidente declive comenzó bien temprano y ya en los Juegos Deportivos Panamericanos en la Ciudad de México (1975) perdió por decisión ante el propio Jackson y en la segunda participación olímpica lo derrotó por RSC en el tercero el venezolano Pedro Gamarro. Su última pelea la efectuó en el torneo Playa Girón (1979), en la ciudad de Guantánamo, y alcanzó otra vez la faja nacional de los 71 kg. con victoria unánime ante el capitalino Luís Felipe Martínez.