El suco suco: variante pinera del cubano son oriental
Fernando Dávalos
Colaborador Rebelde
9 de agosto de 2008, 10:05 a.m.
La Habana, Cuba.- La gente que asiste a los bailables masivos del Salón Rosado Benny Moré, de La Tropical, en la ciudad de La Habana, conoció a ciencia cierta, porque lo bailó en el delicioso mano a mano de los cantantes populares cubanos Eliades Ochoa y Mongo Rives, este un guajiro de la Isla de la Juventud, que el rico Suco Suco de aquel territorio del suroeste de Cuba, se mantenía vivo a pesar de que empezó a escucharse en sus campos de pinos y cítricos hacia los años veinte del siglo XX.
Se trata de una original variante pinera del extendido son oriental, llamativa por su peculiar modo de bailarla, y a Mongo Rives se considera un fiel intérprete de esta música adictiva, que surgió en Isla de Pinos (de ahí su adjetivo de pinera), antes de que se fueran los colonos norteamericanos que trajeron la toronja, y que se apoderaron de la Isla cuando la intervención militar expansiva de 1898.
Justo en estos días se conmemora su revolucionario cambio de nombre por el de Isla de la Juventud, cuando su territorio fue invadido de muchachos y muchachas cubanos para trabajar en tareas reconstructivas, luego del paso de un ciclón, hace más de treinta años. Por entonces ya se bailaba el Suco Suco y el guajiro Mongo
Rives se dejaba escuchar en la Isla, con su conjunto típico campesino, que los jóvenes recién llegados adoptaron, sobre todo, para bailar a su peculiar modo.
Es el caso que esta música pinera, se aparta de las reglas corrientes del baile en parejas por el entrelazamiento del hombre y la mujer (se toman por el talle y la cintura) y danzan, y esto es definitorio para el Suco Suco, arrastrando los pies rítmicamente, cual un gracioso “barrido” que, además, hace un ruido que juega con la tonada. Se dice que en esta original manera de bailar, que es contagiosa y pegó en todo Cuba, no es de buen ver que se muevan hombros ni caderas.
Se cuenta que en los inicios se le llamó rumba, rumbita y cotunto, pero pronto expandió su nombre peculiar de Suco Suco, en atención al rallado de la bandurria y el arrastre de los pies sobre las tarimas de maderas de los bohíos y conucos en las que celebraban las fiestas campesinas. Hasta la abuela de Mongo Rives, que era llamada Bruna, se considera entre las primeras en la variante musical local.
El Suco Suco de Mongo Rives, legítimo pinero como su intérprete, acaba de llevarse a un disco en la Bis Music, producido por Tony Pinelly y Gloria Ochoa, en el afán de que la simpática y curiosa modalidad musical no sea solo un hecho folklórico, sino algo vivo que tiene que ver con los pineros y con los cubanos.
Desde ya se conoce de su aceptación externa, pero lo que se busca es que guste en la propia Cuba, lo que sería una nueva satisfacción para el guajiro Mongo Rives. |