Se consideran chapuceros aquellas personas que no hacen su trabajo como debe ser y al concluirlo está lleno de errores . Solemos utilizar el término para referirnos a un trabajo que se ha realizado mal, de una manera rápida y sin arte ni esmero alguno.
Pueden estar en múltiples sectores de la sociedad, y en estos llenan una inmensa lista como zapateros, carpinteros, dependientes de las bodegas y tiendas, constructores, costureras, entre otros.
Tienen semejanza con los muñequitos que se transmiten por la televisión y que tanto gustan a los niños y adultos por los errores que cometen para llegar al final de un objetivo, que siempre les queda lleno de faltas.
Opuesto al chapucero es aquel que se toma las cosas en serio y se propone hacer su labor con calidad, que es decir, útil y atractiva.
Cuántos ejemplos de chapucería se ven. Se pueden mencionar algunos para darse cuenta de cómo afectan a otros las acciones de los chapuceros, y estar al tanto de ellos sin perderlos de vista.
Errores reiterativos en nombres, apellidos, parentesco y otros datos cometen algunos trabajadores de aquellas entidades donde se solicitan documentos legales para diferentes trámites.
Si revisa en la memoria, seguramente recordará a través de su vida, un buen número de personas de este tipo que por las chapucerías que realizaron no los olvidará jamás.
Un consumidor de un mercado estuvo todo un mes consumiendo azúcar con granos de arroz porque el dependiente no limpió la pesa que antes utilizó en pesar el preciado cereal a otro cliente.
Este tipo de persona se manifiesta también en el propio hogar cuando un miembro de la familia se dispone a limpiar la casa sin antes barrer y luego ve que salen por doquier polvo y basuras.
El chapucero no es bienvenido entre los cuidadosos y los que quieren que su trabajo quede bien, que por suerte es la mayoría. Es como el impuntual que deja ingrato recuerdos.
Ahora abundan más, sobre todo, cuando se proponen ganar dinero a toda costa, por lo que improvisan determinados oficios y usted los ve que arreglan sombrillas, zapatos, pero se olvidan de la terminación del trabajo .
Para ellos no hay nada imposible, se hace y que quede como quede. Por lo tanto lo importante es no tener la mala suerte de lidiar con algunos de los chapuceros.
No demos cabida en nuestras vidas a los chapuceros. La exigencia por la calidad de lo que se realiza en las diferentes esferas de la sociedad será una de las vías más eficaces para cerrarles el paso.