Caracas, Venezuela.-Parecen mucho, pero 20 años apenas representan una pizca de tiempo para un proyecto gigantesco, como el de la Misión Robinson, en Venezuela. Hace 2 décadas, el Comandante Hugo Chávez encañonó a la ignorancia y quiso traer luz a su pueblo.
Surgió entonces una avalancha de conocimiento, bien guiada por asesores cubanos, que arrasó con el analfabetismo y siguió, rumbo al Sexto Grado y a la salvaguarda de saberes ancestrales y prácticos de la cultura morocha.
Raúl Padrón, actual secretario ejecutivo nacional de la Misión Robinson, estuvo entre los primeros facilitadores de esta iniciativa, hace ya 20 años. Según comenta, “la Misión surgió atender a la población analfabeta del país; para llegar a lugares y a personas históricamente olvidados por el sistema educativo anterior a la Revolución Bolivariana.”
Lilian Oropesa, presidenta de la Fundación Samuel Robinson, afirma que la Misión tiene el compromiso de mantener el hito, reconocido por la UNESCO, de que Venezuela es un país libre de analfabetismo.
“Esa fue la primera batalla. Después se dio el salto a la prosecución al sexto grado; se incluyeron los Círculos de Lectura, para las personas que no podían continuar estudios por cuestiones laborales y, hace poco, se sumó el tema productivo.”
El profesor Padrón apunta que “actualmente, más de 1 800 000 personas se han alfabetizado con el Método cubano “Yo Sí Puedo” y cerca de millón y medio de venezolanos han alcanzado el sexto grado, lo que suma más de 3 millones de beneficiados con la Misión. Todo eso promueve que Venezuela pase al siguiente escalón: una población preparada.”
Para la profesora Oropesa, el principal aporte de la Misión Robinson, hasta hoy, ha sido “la formación de la conciencia liberadora, emancipada y productiva y revolucionaria, como lo pedía el maestro Aristóbulo Istúriz: formar la conciencia del hombre nuevo.”
En este tiempo, la experiencia cubana ha resultado decisiva. Así lo confirman ambos directivos venezolanos.
El secretario ejecutivo nacional de la Misión Robinson, Raúl Padrón, va un paso más allá. “Yo en lo personal, creo que no me alcanzara la vida para agradecer todo lo que el pueblo cubano ha hecho por nosotros.”
La profesora Marielín Rodríguez es la asesora cubana de la Misión Robinson a nivel nacional. Ella afirma, sin titubeos, que la colaboración antillana ha sido muy importante.
“Ellos se han identificado con nuestro método, con nuestra manera de hacer. Hemos trabajado a la par y los venezolanos manifiestan satisfacción por la labor que hemos hecho juntos.”
Así, un sueño se convierte en avalancha de luz. 20 años después, la Misión Robinson sigue encañonando a la ignorancia y siendo ese proyecto gigantesco que manos venezolanas y cubanas harán crecer, aún más.
El futuro está claro para Lilian Oropesa, presidenta de la Fundación Samuel Robinson: “lo primero es seguir sumando voluntades, porque la Misión Robinson es forjadora de voluntades”.
Escuche y descargue desde nuestro Canal iVoox la propuesta radial.