Lo válido para todos los tiempos es llevar a la práctica de nuevo una frase que años atrás contribuyó a una eficaz manera de tratar al cliente; se usaba con frecuencia y se veía en carteles y otras formas de propaganda: “mi trabajo es usted”.
Al parecer los dependientes se lo creían y se les veía el esfuerzo porque los clientes se fueran satisfechos con la atención recibida.
Se puede decir que a las personas amables y a las que no lo son, se les puede encontrar en cualquier parte, así que desde que usted pone los pies fuera de su casa está expuesto a un encuentro con aquellas que con su saludo y sonrisa le elevan el ánimo, y pintan de colores el día, o por el contrario otras que al parecer como se dice en tono jocoso, se criaron con compotas de limón por la acidez que destilan.
Para hacer honor a la verdad los dos tipos pueden encontrarse en disímiles lugares como pueden ser un ómnibus o un supermercado, ejerciendo los oficios de zapatero , despachador de pan, relojero,y muchos más. Es a suerte y verdad lo de encontrarse con unos u otros.
Ejemplos sobran: quizás una persona luego de ahorrar dinero por un tiempo, busque el perfume de su preferencia, hasta un día que lo ve en exhibición en la vidriera de una tienda. Feliz ante el hallazgo, le pide a la dependienta que se lo deje ver y probarlo para comprobar su fijador, sin embargo, del otro lado del mostrador le espera una cara hosca e indiferente, que le dice en tono huraño que eso está prohibido: si lo abre deberá llevárselo, por lo que el cliente tendrá la incertidumbre de adquirirlo o no con el riesgo de pagar un precio alto por un producto que quizás no tenga la calidad esperada.
Situaciones parecidas en los servicios ocurren con frecuencia; claro, también a la inversa, puede encontrarse con una solícita dependienta, pero en números menores.
También es verdad que esas virtudes y defectos van con la persona ya sea en un sector u otro de la sociedad. Ejemplos de esto son, entre otros, los trámites de documentos, quienes atienden en la venta de ropa reciclada y solicitud de boletos para viajar por tren u ómnibus. Por ello dicen en tono jocoso que el servicial es pariente del agradable.
Un caso que siempre se recuerdan son las recepcionistas; muchas son como muros de contención para que las personas que necesitan plantear un problema a sus jefes, nunca lo logren; muchas aparentan ser solícitas con el que llega o llama por teléfono, pero la respuesta es la misma: está reunido, no llega hasta el mediodía, hoy no regresa a la oficina; otras, sin embargo, además ,de facilitadoras para realizar el encuentro, son amigables.
Con el horario de atención a la población en una entidad o asociación sucede igual : es inalterable, y si a usted se le ocurre ir en otro momento a solicitar que lo atiendan, además del no rotundo y la cara más mala del que atiende, recibirá un regaño inolvidable como si fuera un niño que cometió una falta.
Por supuesto que todo sería mejor si al menos surgiera una sonrisa en los labios de aquellos que reciben a las personas y son las caras de los organismos, empresas e entidades.
Situaciones como las expuestas encuentran soluciones cuando las administraciones son receptivas y se ocupan de crear un ambiente agradable entre clientes y empleados además de ser exigentes a la hora de mantener un buen trato durante la jornada laboral.
Será el mejor momento para afirmar convencidos: mi trabajo es usted.