La Habana, 21 de abril de 2025.
Descanse en paz, entrañable amigo. Su deceso me conmueve profundamente.
Fue usted un hombre íntegro y consecuente que reciprocó con afecto y buenaventura la relación humana que forjamos. Conservo gratos recuerdos de los encuentros que sostuvimos y aprecio significativamente su cariño hacia el pueblo cubano y su contribución personal para fomentar un diálogo fraternal y de entendimiento en las relaciones entre Cuba y la Santa Sede, que se fortalecieron durante su pontificado.
Su vida y papado fueron ejemplo de infatigable bregar en defensa de la paz y la fraternidad entre los pueblos. Su preocupación constante por los acuciantes retos que enfrenta la humanidad y su dedicación y compromiso con la búsqueda de una solución viable, y a la vez sostenible, a esas problemáticas, serán ejemplo para todos.
Tal como me manifestó en una ocasión, también lo llevaré para siempre en mi corazón.
Raúl Castro Ruz