En los llanos de Barinas, en la lluviosa madrugada del 28 de julio de 1954, nació Hugo Rafael Chávez Frías. Vino al mundo en aquella casita de palma y piso de tierra, «pobre, pero feliz». Allí se forjó su pasión por la historia, porque «por aquí pasó Zamora», decía la abuela Rosa Inés.
Niño campesino, adolescente beisbolista, joven soldado, hombre de carácter firme y amoroso, forjador de revoluciones… Su país amado lo conoció el 4 de febrero de 1992 cuando con su «por ahora» asumió la responsabilidad por la rebelión cívico-militar.
En 1998, ganó la presidencia en medio de un inmenso fervor popular y luego, tal como lo había prometido, convocó a una Asamblea Nacional Constituyente para refundar la República. Admirador de Fidel y de la Revolución cubana, Chávez tuvo la osadía de declararse bolivariano y socialista.
Su paso intenso por la más reciente historia latinoamericana y sus procesos integracionistas tuvo millones de seguidores; por ello, aquel lamentable 5 de marzo de 2013, el querido hijo de Sabaneta no se fue; se multiplicó en los venezolanos que siguen defendiendo el humanista proyecto social que Hugo forjó. Se extrañan su voz, su risa, sus discursos, sus anécdotas; pero se quedaron para siempre sus ideas.
En su Caracas libre, un cañón de montaña del siglo XIX dispara cada día una bala de salva, a las 4 y 25 minutos de la tarde, hora exacta en que falleció el Gigante, el 5 de marzo de 2013.
La ciudad se estremece, porque ese cañonazo recuerda que allí, en el Cuartel de la Montaña, situado en el corazón del emblemático Barrio “23 de enero”, descansan los restos de un hombre que vivió solamente 58 años, pero dejó un legado inmenso para su país, la región y el mundo.
Chávez rescató la historia de Venezuela y de América Latina. Su partida física entristeció a millones de personas, pero a la vez alentó el espíritu del bravo pueblo venezolano que tiene el enorme desafío de honrar su memoria.
El gobierno del presidente Chávez, quien ganó por primera vez las elecciones presidenciales el 6 de diciembre de 1998, transformó significativamente las condiciones reales de vida de los ciudadanos que se comprometieron con un dinámico proceso de participación política.
Entre los principales logros de la Revolución Bolivariana, bajo su liderazgo, se destacó la elaboración y posterior aprobación de una nueva Constitución en 1999, la cual rompió con el modelo neoliberal anteriormente imperante en el país.
La Revolución Bolivariana tuvo desde sus inicios un importante componente social, en especial cuando Chávez se declaró como socialista con el transcurrir de su gobierno; y en nombre de «dar poder a los pobres», creó diversos programas, las denominadas Misiones.
La universalización del acceso a la educación tuvo resultados excepcionales. Cerca de 1,5 millones de venezolanos aprendieron a leer y escribir gracias a la campaña de alfabetización a través de la Misión Robinson, con la asesoría de Cuba. En diciembre de 2005, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, decretó que se había erradicado el analfabetismo en la nación suramericana.
También la Misión Robinson II y la Misión Ribas fueron promovidas por Chávez para que miles de venezolanos alcanzaran el nivel secundario. La Misión Sucre permitió a decenas de miles de jóvenes y adultos emprender estudios universitarios, y cientos de universidades se abrieron en el país.
Con la Revolución Bolivariana se creó el Sistema Nacional Público de Salud para garantizar el acceso gratuito a la atención médica a todos los venezolanos. La Misión Barrio Adentro ha permitido realizar desde el año 2003 millones de consultas médicas, con la valiosa contribución de los profesionales cubanos. Gracias a la Operación Milagro, para miles de venezolanos aquejados de cataratas y otras enfermedades oculares, se hizo la luz.
Durante la presidencia de Chávez, la reforma agraria permitió a decenas de miles de agricultores ser dueños de sus tierras. Como trascendental puede calificarse la nacionalización de la empresa petrolera PDVSA en 2003, lo que permitió al país recuperar su soberanía energética.
En la nueva República, los derechos humanos encontraron concreción a través de las políticas universales de inclusión, promovidas y alentadas por Chávez.
Hoy en cada obra, en cada renacer de la conciencia popular, están el pensamiento y la acción del gestor de la Revolución Bolivariana, que tiene en el presidente Nicolás Maduro a un heredero fiel de sus ideas y su acción.
Chávez y la palabra como arma de combate
«Epa que tal? Aparecí como lo dije: a la medianoche. Pa’ Brasil me voy. Y muy contento a trabajar por Venezuela. ¡Venceremos!». Con ese mensaje del 27 de abril del año 2010, Chávez incursionaba en la red social Twitter, con su singular y rebelde nombre de usuario: @chavezcandanga.
En su cuenta, se describió así: «Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Soldado bolivariano, socialista y antiimperialista». Chávez rompió con la hegemonía de la información y defendió el derecho de todos los ciudadanos a la comunicación.
Ya desde el 23 de mayo de 1999, ante los micrófonos de Radio Nacional de Venezuela (RNV), había iniciado su batalla comunicacional. El Programa “Aló, Presidente” surgió, como él mismo explicó, «para llevar la voz, para llevar la verdad, para llevar nuestras angustias, nuestras impresiones». Al año siguiente, el programa que se transmitía siempre en vivo, cambió su formato, hasta ese momento radial, para llegar también a los televidentes debido a sus altos niveles de audiencia.
Datos del Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela, indican que hasta el 2012, año en que concluyó sus transmisiones, “Aló, Presidente” tuvo 378 ediciones desde 259 localidades del país, y siete emisiones desde otros países.
Uno de los momentos más trascendentales de “Aló, Presidente” fue el emitido el 29 de octubre del 2000 que tuvo como primer invitado internacional al líder de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro.
Fidel y Chávez: abrazo de hermanos
El 13 de diciembre de 1994, el entonces Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías llegó a La Habana invitado por la Casa Simón Bolívar. Cuando el avión de la aerolínea Viasa aterrizó en el Aeropuerto Internacional “José Martí”, descubrió que al pie de la escalerilla lo esperaba Fidel, quien le tributó un recibimiento de Jefe de Estado.
Fue la primera vez que se encontraron los dos líderes y ese día comenzó una amistad entrañable, que luego se convirtió en sincero y gran afecto, como padre e hijo.
A finales de 1994, en un momento difícil para Cuba y para el movimiento revolucionario mundial, Chávez aceptó la invitación que le cursara el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, y viajó a la Isla admirada en un gesto de valentía. Fidel, siempre sabio, avizoró la grandeza del joven. Largas horas de conversación y profundo análisis marcaron el inicio de una verdadera hermandad entre dos líderes y sus pueblos.
En el Aula Magna de la Universidad de La Habana, Chávez acaparó la simpatía de todos los presentes, cuando expresó que «era la primera vez que venía físicamente, porque en sueños, a Cuba había venido muchas veces».
Aquel 14 de diciembre de 1994, Hugo Chávez Frías reconoció la influencia de la Revolución Cubana en su pensamiento revolucionario. Aseguró que «algún día esperaban venir a Cuba en condiciones de extender los brazos, para mutuamente alimentarnos en un proyecto latinoamericano».
En las Reflexiones escritas unos días después de la muerte de Hugo Chávez, el Comandante Fidel Castro afirmó que había muerto «el mejor amigo que tuvo el pueblo cubano».
Este 28 de julio, en su 70 cumpleaños, digamos de Hugo, el hijo de Sabaneta, como expresó Fidel: «Ni siquiera él mismo sospechaba cuán grande era».
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