Los Comités de Defensa de la Revolución, CDR, arriba a su aniversario 64. En la Habana la organización labora con aciertos, desafío y un renacer, declaró Eliades Rodríguez Martínez, Coordinador Provincial de la mayor organización de masas en la capital.
La ciudad es la cuna fundacional de los CDR, fundado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 28 de septiembre de 1960, en medio del estallido de petardos contrarrevolucionarios.
Los cederistas capitalinos siempre han patentizado ser consecuentes con el legado del fundador de la organización.
Con total transparencia y sin paños tibios abordamos disímiles problemáticas, aciertos y desafíos, como es la política de cuadros, el funcionamiento de las estructuras, la vigilancia revolucionaria y la batalla ideológica.
Refirió que los CDR son necesarios e importantes para el desarrollo de la Revolución.
El dirigente cederistas refirió además que hay que ir a la esencia de la organización.
Hay muchos elementos que nos indican ir por el camino correcto. El X Congreso de los CDR nos trazó el camino a seguir, desde la base hasta la provincia. No podemos verlo como el final, sino como un alto en el camino y un nuevo renacer de la organización atemperada a los momentos actuales.
Precisoó que no es el mismo contexto fundacional, ni la década del 80, ni tan siquiera del periodo especial (en los 90). Destacó que «hay muchas actividades en las que los CDR pueden seguir contribuyendo desde la labor social, desde las comisiones de prevención en los Consejos Populares.»
Tenemos mucha claridad y conciencia de la necesidad de transformar los asuntos en los que la organización requiere ese proceso de fortalecimiento.
Hay que perfeccionar todo lo que tenga que ser perfeccionado, para que la organización no solo llegue al aniversario 64 con resultados superiores, que de hecho, lo va a lograr, de esa manera nos alistamos tambien para el aniversario 65, y de esa manera estaremos cumpliendo con ese legado de Fidel, con las enseñanzas de Raúl, donde La Habana, cuna fundacional de la organización cederista debe ser un verdadero ejemplo.
El máximo dirigente de los CDR en la capital cubana subrayó que no hay otra organización que tenga en su nombre la misión de defender la Revolución.
Eso no ha cambiado nunca, cada vez se refuerza, adquiere nuevas misiones, nuevas formas, pero siempre será en defensa de la Revolución.
En La Habana, los CDR reafirman la unidad del barrio, en el vínculo permanente con el pueblo, esclareciendo argumentos, sumando voluntades para continuar defendiendo la obra común, y patentizar con creces la promesa contraída con la historia de aquella eterna noche del 28 de septiembre de 1960 frente a la terraza norte del antiguo Palacio Presidencial.