Entre los años 1920 y 1925 hubo distintas formas para buscar sanear al aparato administrativo del Estado cubano de las prácticas corruptas dentro de la política.
Existieron desde manifiestos, programas de movimientos y organizaciones, hasta actos de protesta y denuncia.
El hecho más conocido de entonces fue la llamada “Protesta de los Trece”, del 18 de marzo de 1923. En aquella ocasión, un grupo de jóvenes intelectuales, encabezados por Rubén Martínez Villena, realizó un acto de protesta cuando el secretario de Justicia del gobierno de Gerardo Machado, Erasmo Regüeiferos, iba a hablar en un homenaje organizado por el Club Femenino de Cuba a la escritora uruguaya Paulina Luisi.
Se trataba de denunciar a este señor por haber firmado la compra fraudulenta del Convento de Santa Clara por el Estado a un precio muy superior al real, en lo que era una violación moral escandalosa.
En 1923, surgió también un movimiento gestado por los veteranos de la independencia, pero que se amplió a otros grupos y sectores.
Fue el Movimiento de Veteranos y Patriotas, el cual tenía su objetivo principal en el adecentamiento, la denuncia de la corrupción y de los negocios sucios del Gobierno, además de otros planteamientos como el pago de sus pensiones atrasadas.
Los veteranos y patriotas lograron una amplia movilización de la ciudadanía, pero en su seno había distintas tendencias y terminó en 1924, cuando un grupo se alzó y abandonó la lucha sin combatir, de manera que cerró sus posibilidades.
Por su parte las mujeres también desarrollaron sus propias organizaciones y expresaban sus demandas.
En abril de 1923, se celebró el Primer Congreso Nacional de Mujeres, que tenía como objetivos esenciales los problemas de la mujer y la infancia, pero también se pronunció contra la corrupción político administrativa existente.
Otros intelectuales y grupos emitieron manifiestos y publicaron trabajos que planteaban la frustración de la República.