Según los estudios realizados por la doctora en Ciencias Históricas, Francisca López Civeira, en el año 1933, la generalización de la lucha en nuestro país era evidente y esto coincidió con un cambio de gobierno y de métodos en Estados Unidos: en el mes de marzo de ese año asumió la presidencia en los Estados Unidos el Partido Demócrata con Franklin Delano Roosevelt, quien tendría que hacer frente a las consecuencias de la crisis económica mundial desatada en 1929.
Esta administración diseñó un conjunto de reformas, tanto al interior de Estados Unidos como en su política exterior. Para América Latina planteó lo que llamó la política del “Buen Vecino”.
Esta nueva política tendría una prueba de fuego en Cuba, ya que el derecho a la intervención recogido en la Enmienda Platt no podía aplicarse si se quería tener credibilidad en el continente, en cuanto al cambio que estaban anunciando; por tanto, había que resolver el asunto sin una intervención directa. Entonces apareció una fórmula: la Mediación.
Para desarrollar esta mediación se designó un nuevo embajador que se llamó Benjamin Sumner Welles, nada menos que el secretario Asistente de Estado para América Latina.
Este hombre de vasta experiencia diplomática y de alto nivel en los asuntos continentales dejó su cargo, temporalmente, para atender la crisis cubana, lo que demuestra la importancia que le otorgó el nuevo Gobierno a nuestra Isla.
Recuerda que andamos por los caminos de Cuba. Síguenos.