Según se dice, la palabra “criollo” significa ‘pollo criado en casa’, por lo que se hizo una extensión del uso de esa palabra a los nacidos en estas tierras. El criollo es el resultado de la evolución histórica de la colonia.
De manera lenta, los hijos de los colonizadores españoles, de los esclavos africanos y de los descendientes de los restos de la población aborigen, así como los nacidos como resultado del mestizaje, fueron desarrollando un sentido de pertenencia sobre la tierra donde nacían y crecían.
Desde el siglo XVI ya denominaron como criollos a los nacidos en la Isla de Cuba, también eran llamados “hombres de la tierra”, para diferenciarlos de los nacidos en España.
Todos eran españoles, pero el lugar de nacimiento los convertía en diferentes. De esta forma se inicia la definición del concepto “criollo”, pero sería la formación de una cultura diferente lo que determinaría su reconocimiento como algo distinto.
El criollo tenía un mundo espiritual diferente del nacido y llegado de la Península; su entorno era otro, su clima, la flora y la fauna, sus hábitos de vida, la manera de comer, de vestir, es decir, la vida del criollo transcurría de manera diferente.
Por otra parte, los criollos fueron gestando intereses diversos pues sus negocios y su medio de vida estaban en estas tierras y no en la tierra de sus antepasados.
De esta forma, los nacidos en esta parte del mundo se fueron identificando como pertenecientes a un espacio geográfico particular donde desarrollaron su vida y su propia cultura, a la vez que asumieron la denominación de criollo con un sentido de identidad propia.
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