Continuando por los caminos de la historia de Cuba, durante los años 20 del siglo pasado, y como una de las manifestaciones de la lucha de clases en contra de la represión y la corrupción del gobierno machadista, algunas manifestaciones del arte y la literatura desempeñaron un importante papel.
El primer cuarto del siglo XX y los primeros veinte años de República fueron ocasión para el recuento de la vida cubana de entonces.
Muchos intelectuales presentaron sus apreciaciones acerca de lo que había significado ese tiempo en la vida de la nación, con un análisis muy desalentador; pero en esa década ocurrió algo muy importante para la cultura cubana con la aparición de un grupo de jóvenes creadores que buscaron nuevas formas estéticas de expresión, al tiempo que se involucraron en las luchas políticas, aunque desde distintas tendencias.
Sus obras mostraron una nueva mirada sobre los problemas cubanos de ese momento. Frente al sentimiento colectivo de frustración, se produjo una nueva actitud de lucha realizando acciones para el cambio.
Ya no se trataba de “Liborio” que sufría pasivamente, surgía ante la vista pública otro personaje: “El Bobo”, caricatura creada en 1926 por el artista de la plástica, Eduardo Abela.
El Bobo de Abela, “haciéndose el bobo” asumió la acción en lo que decía y en los símbolos que enarbolaba.
Con él se dejaba atrás el tiempo en que se enarbolaba la máxima que decía: “Martí no debió de morir” para decir, como lo formuló Rubén Martínez Villena: “hace falta una carga para acabar la obra de las revoluciones, para cumplir el sueño de mármol de Martí”.
Recuerda que andamos por los caminos de Cuba...