La trascendencia histórica de Carlos Manuel de Céspedes al iniciar la lucha por Cuba en 1868, (dejando a un lado la derrota de sus ideas en la Asamblea de Guáimaro), así como su manera de actuar hasta su muerte en San Lorenzo, le otorgaron un sitio de honor en nuestra historia.
Por otra parte, Ignacio Agramonte, con su valor y dignidad, con sus ideas republicanas y su capacidad militar, demostrada en su mando en el Camagüey, así como su disciplina y ética ante Céspedes, lo elevaron también a lo más alto de los valores cubanos.
Como se sabe, Ignacio Agramonte murió en combate, en Jimaguayú, el 11 de mayo de 1873 y el 27 de octubre de ese año Céspedes fue depuesto como presidente de la Presidencia de la República en Armas.
Murió en desigual combate en febrero de 1874.
Martí consideró que Agramonte, quien había tenido grandes contradicciones con Céspedes, nunca fue más grande que cuando dijo:
“¡Nunca permitiré que se murmure en mi presencia del presidente de la República!”. Ante esta actitud, Martí dijo…
“¡Esos son, Cuba, tus verdaderos hijos!”
Escuche este episodio: