Hacia el año 1940, Cuba vivía una crisis estructural que no acababa de superar, además del desgaste de los partidos políticos tradicionales, la emergencia de nuevas agrupaciones y figuras salidas del proceso revolucionario.
Al mismo tiempo, no se debe olvidar el contexto internacional marcado por el ascenso del fascismo y la lucha antifascista impulsada por las fuerzas democráticas, además del inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Estos factores y otros de menor importancia crearon el clima propicio para acceder a la demanda, muy generalizada, de convocar a una Asamblea Constituyente.
Se hacía indispensable plasmar las conquistas parciales de la revolución, modernizar el Estado y alcanzar un pacto social en esas circunstancias.
A las elecciones a delegados para la Constituyente de 1940, asistieron los múltiples partidos entonces existentes, agrupados en dos coaliciones: una, la Coalición Socialista Democrática y la otra, el Bloque Oposicionista.
Estas alianzas llevaban candidatos de las más variadas tendencias, desde los comunistas y los reformistas, hasta los más conservadores. Esta composición tan heterogénea significó grandes debates.
Cuando se desarrollaron las discusiones de la Asamblea Constituyente, que se escucharon a través de la radio, el país estaba en plena campaña electoral para los comicios generales de julio de 1940, por lo que aquellos delegados a la Constituyente, que eran candidatos a los distintos cargos electivos, tenían que tomar en cuenta a los posibles electores a la hora de hacer sus intervenciones, cuestión que también pesó en las decisiones.
El resultado de aquella coyuntura tan especial fue una Constitución muy avanzada para su momento.
Recuerda que andamos por los caminos de Cuba…