“En diciembre de 1890, en una tertulia entre amigos, donde se rendía tributo al poeta cubano Francisco Chacón, Martí leyó, en público, sus Versos Sencillos, todavía inéditos que sólo se publicarían, como él mismo confesó en su prólogo. Se imprimieron, en 1891, «porque el afecto con que los acogieron, en una noche de poesía y amistad, algunas almas buenas, los ha hecho público.»
La mayor parte de los 46 versos sencillos que escribiera José Martí están estructurados en forma de cuartetas. Una parte trata sobre temas referidos a la naturaleza y también reflejan conceptos significativos, como sus propias vivencias.
La cuarteta es una estrofa castellana de cuatro versos de arte menor con rima consonante, aunque en época moderna también se ha utilizado la rima asonante. Lo que la diferencia del serventesio es que los versos de la cuarteta son de arte menor.
El Serventesio, Sirventés o Cuarteto Endecasílabo Cruzado es una Composición Poética que consiste en una estrofa de cuatro versos de arte mayor (generalmente endecasílabos o alejandrinos) y rima consonante. Riman el primer verso con el tercero y el segundo con el cuarto.
Queda la invitación para leerlos siempre y, la posibilidad de acordarse en el verano de cada año, de un nuevo aniversario de la primera publicación en agosto de 1891 de lo que para Martí fue un despertar poético, una reactivación de los recuerdos. http://www.monografias.com/trabajos72/jose-marti-versos-sencillos, refiere un sitio consultado.
“De profunda hondura autobiográfica, esos poemas reflejaban una especie de viaje interior por la vida del hombre, en el discurso lírico y más íntimo de su escritura”.
En un contexto político e histórico surgieron los poemas de los Versos Sencillos, ese latido doloroso y desgarrado donde Cuba es protagonista de la vigilia martiana: «Y la agonía que viví, hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nuestros pueblos; y el horror y la vergüenza en que me tuvo el temor legítimo de que pudiéramos los cubanos, con manos parricidas, ayudar al plan insensato de apartar a Cuba, para bien único de un nuevo amo disimulado, de la patria que la reclama y en ella se completa, de la patria hispano-americana
Vieron la luz en días que se encontraba en contacto directo con la naturaleza, reponiéndose de problemas de salud que enfrentaba. Se caracterizan, además, por su profundidad en el análisis y carga emotiva, comentan los especialistas de la obra martiana.
Un ejemplo de lo anterior es cuando afirma en uno de estos: “Yo soy un hombre sincero, de donde crece la palma, y antes de morirme quiero, echar mis versos del alma”.
Yo se los nombres extraños de las yerbas y las flores, y de mortales engaños, y de sublimes dolores; yo vengo de todas partes, hacia todas partes voy: arte soy entre las artes, en los montes, monte soy.
Yo he visto al águila herida volar al azul sereno, y morir en su guarida la víbora del veneno. Yo sé Yo he visto en la noche oscura llover sobre mi cabeza, los rayos de lumbre pura, de la divina belleza; alas nacer vi en los hombros de las mujeres hermosas: y salir de los escombros, volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre con el puñal al costado, sin decir jamás el nombre de aquella que lo ha matado.
Rápida, como un reflejo, dos veces vi el alma, dos: cuando murió el pobre viejo, cuando ella me dijo adiós. Temblé una vez —en la reja, a la entrada de la viña, —cuando la bárbara abeja picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte que gocé cual nunca: —cuando la sentencia de mi muerte leyó el alcalde llorando.
Oigo un suspiro, a través de las tierras y la mar, y no es un suspiro, —es que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero tomé la joya mejor, tomo a un amigo sincero y pongo a un lado el amor.
Bien que cuando el mundo cede lívido, al descanso, sobre el silencio profundo murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano osada, de horror y júbilo yerta, sobre la estrella apagada que cayó frente a mi puerta.
Todo es hermoso y constante, todo es música y razón, y todo, como el diamante, antes que luz es carbón.
Yo sé que el necio se entierra con gran lujo y con gran llanto.Y que no hay fruta en la tierra como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito la pompa del rimador: cuelgo de un árbol marchito mi muceta de doctor.Oculto en mi pecho bravo la pena que me lo hiere: el hijo de un pueblo esclavo vive por él, calla y muere.
Los Versos Sencillos de José Martí trascienden el paso del tiempo. El 13 de diciembre de 1890 los compartió con unos amigos y llegan hasta hoy hermosos y llenos de enseñanzas sobre todo para las nuevas generaciones.