Manzanillo, Granma.– Los minutos al lado del bayamés Luis Rodríguez Colina trascurren con el calificativo de conmovedores. – “Hola, ¿cómo están? Los quiero mucho, besos”, dice a los periodistas en el recibimiento.
La mayor parte de los siete años de vida de este niño suceden en la Sala E del Hospital Infantil Hermanos Cordové, de la ciudad de Manzanillo, en la oriental provincia de Granma.
Desde inocencia y soltura a flor de piel y con una picardía e inteligencia de asombros, Luisito, como todos lo llaman en esa institución médica, dice que tiene mucha suerte al poseer dos madres.
«Mami Mel es una, la otra la doctora Sordelicia es mi segunda mamá y las enfermeras las tías».
Al escuchar a su único vástago, a la joven Maymell Colina, de 26 años se le estruja el alma y cristaliza la mirada al recordar que el diagnóstico de Fibrosis Quística a los ocho meses de vida del niño le dio un giro de 360 grados a la familia.
“Es una lucha de día a día muy difícil. Las muestras de amor son un impulso para seguir luchando y un momento feliz para verle una sonrisa a nuestro niño en el rostro.”
– Es muy carismático y bonito…
– Y muy afortunado de estar rodeado de personas que lo quieren mucho. A mi niño lo atienden aquí desde los ocho meses de nacido. Vivió en el hospital más de un año e ingresa frecuentemente, en un mes o casi dos, por largos periodos de tratamiento. Él mismo dice que esta es su segunda casa porque le dan amor, cariño, atención y se siente seguro y a salvo refugiado en todos ellos.
“Nos ha cambiado la vida drásticamente porque es un niño que no puede hacer muchas cosas, si sonríe mucho le da falta de aire, todo tiene que ser adaptándose a su enfermedad.”
– Es una fortuna disponer de estos médicos y enfermeras…
– «Dentro de tantas cosas malas y tristezas, es lo mejor que nos ha sucedido en la vida, lo mejor que tenemos«.
– ¿Cuál es el momento más bonito?
– “Cuando Luisito llega y todos los reciben con besos y abrazos y le brindan tanto cariño. Es la vida de nosotros, el motivo para respirar todos los días.”
– Felicidades en el Día de las Madres porque usted es admirable.
– “Ay, muchas gracias y muchas felicidades para todas las madres y principalmente para las que, de una manera u otra, tienen que convivir con enfermedades tan difíciles como estas y con niños tan especiales.”
La Fibrosis quística del páncreas es un padecimiento multisistémico conocido como “la enfermedad de los ricos” por el elevado coste económico que tienen los tratamientos para el bolsillo de la persona que la padezca o sus familiares.
Ni Luisito, ni ninguno de los cubanos que la sufren pagan un centavo por los chequeos o medicamentos.
La doctora Sordelicia Mustelier Necolarde, máster en atención integral al niño y jefa del núcleo provincial de Fibrosis Quística (FQ) en el Hospital Hermanos Cordové, de la ciudad del Golfo comenta que hoy en ese servicio atienden a 18 pacientes que residen en los municipios de Bayamo, Manzanillo, Media Luna, Buey Arriba, Río Cauto.
Este pequeño requiere tratamiento antibiótico, cada tres meses, en nuestro centro. Es una persona maravillosa, es un amor de niño. Somos una gran familia y verdadero equipo.
– Usted es una mujer admirable en todos los sentidos… (Muestelier Necolarde suspira hondo, hace una pausa y responde).
– Yo soy una mujer normal: me encanta mi profesión, cumplo con mi trabajo y me entrego sin límites a los niños. Tengo dos hijas: una doctora, como yo, y la otra es Licenciada en Comunicación Social.
– ¡Y los otros 18 del hospital!
– Ciertamente, son 20 en total y cuidarlos a todos me hace feliz.
Luisito es un príncipe y su reino el amor de los padres y de los pediatras y enfermeras, maravillosos ángeles guardianes que cada día, desde una edificación ubicada en una colina le permiten disfrutar de una bella vista del Golfo de Guacanayabo, de mágicos atardeceres cuando el sol besa las olas del mar.
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