La historiografía suele definir a Julio Antonio Mella como el más hermoso arquetipo del idealismo revolucionario de la década de 1920 en Cuba. Y la Universidad Popular José Martí fue la obra amada del eterno paradigma de la juventud, “la hija querida de mis sueños”, según su propia palabra, luminosa, intensa, exacta.
El proyecto cristalizó el 3 de noviembre de 1923 como un acuerdo del Primer Congreso Nacional de Estudiantes celebrado en la capital el mes anterior. La historiadora, ensayista, profesora cubana, Alicia Conde Rodríguez, significó la viabilidad de la empresa, sustentada en la tradición liberadora de un pensamiento filosófico, político y social.
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Presidenta de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) en La Habana, Alicia Conde Rodríguez, calificó de vil, mezquina y calumniosa, la decisión del régimen machadista de cerrar la Universidad Popular José Martí el 12 de julio de 1927.
La prestigiosa catedrática cubana recordó el principio de la justicia social que transversaliza los estatutos de la Universidad Popular José Martí, concebidos –dijo—a partir de presupuestos metodológicos científicos y del histórico reclamo de ese sol del mundo moral de José de la Luz y Caballero.
El consenso historiográfico apunta tres acontecimientos capitales en el año 1923: el Movimiento por la Reforma Universitaria iniciado en enero; la Protesta de los Trece en el paraninfo de la entonces Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana el 18 de marzo, y la Universidad Popular José Martí inaugurada oficialmente el 3 de noviembre.