La primera caravana migrante del año partió el jueves de la frontera sur de México con cerca de 1.500 personas que buscan llegar a Estados Unidos antes de la investidura de Donald Trump, el próximo 20 de enero.
El director del Centro de Dignificación Humana (CDH), Luis Rey García Villagrán, solicitó a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que permita que los migrantes avancen. “Consideramos que el mayor problema son las diferencias políticas entre la doctora Claudia Sheinbaum y el presidente (electo) Donald Trump”, indicó a EFE el activista.
También expresó su preocupación por las medidas que ha prometido Trump, entre las que se encuentran deportaciones masivas y restricciones al asilo. “Consideramos que después de esas deportaciones masivas tiene que haber un acuerdo entre el Gobierno de México y el de los Estados Unidos para que se establezcan políticas humanitarias”, añadió.
La dignataria mexicana ha prometido opciones para que los migrantes no abandonen el sur de México. No obstante, entre ellos hay escepticismo. En tal sentido, varios agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) trataron de impedir la salida de los migrantes, pero no los convencieron para trasladarlos a Tuxtla Gutiérrez con un permiso provisional para transitar exclusivamente en el estado de Chiapas.
Sheinbaum propone reunión de cancilleres latinoamericanos
Sheinbaum aseveró que los cancilleres de países de América Latina podrían realizar una reunión por los nuevos desafíos migratorios que se abren a partir de 2025 con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump.
«Planteamos la idea de que en enero se pudieran reunir los cancilleres de diversos países para hablar del tema de migración y de cómo cooperamos entre los países de América Latina y el Caribe para atender la migración desde la perspectiva de las causas», aseguró la presidenta mexicana luego de una conversación con la dignataria de Honduras Xiomara Castro.
«Es importante darle continuidad a esa conferencia que hubo en Palenque relacionada con la migración con diversos países», dijo la presidenta de la nación azteca.
Se calcula que en Estados Unidos se viven sin documentación alrededor de 11 millones de mexicanos y mexicanas.
Sobre el tema, el pasado 28 de diciembre, Sheinbaum envió un mensaje a sus coterráneos: “Por supuesto que nosotros vamos a seguir defendiendo a los mexicanos y a las mexicanas en Estados Unidos, es lo que nos corresponde, y en caso de que haya deportaciones prepararnos para poderles dar la bienvenida”.
La postura de Honduras
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, dijo que podría cerrar las bases militares de Estados Unidos en el país centroamericano si Trump, comienza a aplicar deportaciones masivas de migrantes, lo cual calificó como una «actitud hostil».
Advirtió de que, si el republicano expulsa masivamente a migrantes del país centroamericano, «tendríamos que considerar un cambio en nuestras políticas de cooperación con Estados Unidos, especialmente en el campo militar en el que, sin pagar un centavo, por décadas, mantienen bases militares en nuestro territorio, que en este caso perderían toda la razón de existir en Honduras».
Washington mantiene desde 1982 la base aérea José Enrique Soto Cano, conocida como Palmerola, en la localidad de Comayagua, en el centro de Honduras, donde se encuentran 500 militares estadounidenses, así como 500 civiles de ese país y hondureños.